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Tres top ten y un veinte por ciento de los jugadores del Masters empezaron su carrera en el Challenge

El ADN Challenge saca pecho en Augusta

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Aún con la resaca del Masters de Augusta, el primer Grande de la temporada y junto con el Open Británico el más emblemático, con la emocionante victoria del británico Danny Willett, a quien no hace muchos años vimos empezar su carrera en el Real Club de Golf de Sevilla (quedó 10ª en 2008 (Open de España, con 20 añitos), llega el momento de la reflexión y el análisis de los jugadores que lucharon por el título hasta el último hoyo en el Augusta National. Y cuál es la sorpresa, o quizás no tanta, de encontrarnos a tres jugadores en el top 10 que empezaron su carrera en el Challenge Tour: Matthew Fitzpatrick, Soren Kjeldsen y Justin Rose.

El británico Fitzpatrick finalizó en Augusta con una de las mejores tarjetas del torneo, igualando el 67 del ganador, y acabó en séptima posición. Tiene 20 años, se hizo profesional en 2014 y al año siguiente se formó en el Challenge Tour donde logró nada menos que cuatro top 10. Allí se curtió y después se scaría la tarjeta al final del año en la Escuela para jugar el Tour.

El danés Kjeldsen también acabó séptimo en Augusta. El pequeño y rubio jugador nórdico firmó su primera victoria internacional en el Challenge de Finlandia en 1997, en su tercera temporada en el Challenge Tour. Desde ahí, dio el salto al Tour Europeo. Es un Graduado.

Un caso muy diferente fue el de Justin Rose, décimo clasificado en el Augusta National. El inglés arrancó su periplo profesional en el Tour Europeo, perdió la tarjeta y regresó a lo grande tras pasar por el Challenge Tour en el año 99. Allí sentó las bases de su exitoso palmarés profesional, en el que figura un US Open.

Pero no son sólo estos jugadores los que empezaron sus carreras en el Challenge Tour y que la pasada semana disputaron el Masters de Augusta. Entre los que pasaron el corte hay diez más: el sudafricano Louis Oosthuizen; por supuesto el canario Rafa Cabrera-Bello, que logró sus dos primeras victorias profesionales en el Challenge Tour (2006 y 2008); el argentino Emiliano Grillo, que se formó en los torneos que abrían la temporada en Sudamérica; el galés Jamie Donaldson, que ganó dos torneos en el 2001, saltó al Tour y tuvo que regresar al Challenge en 2007, donde volvió a ganar sus derechos para recuperar su categoría en el Tour.

Además, por supuesto, hay que citar los dos de los casos más exitosos del Challenge Tour: el norteamericano Brooks Koepka y el sueco Henrik Stenson, claros ejemplos de la magnífica escuela del Challenge. No olvidamos claro está al austríaco Bernd Wiesberger, que logró dos victorias en su arranque profesional en 2010 en el Challenge o al francés Víctor Dubuisson, en tiempos en los que aún era amateur y tuvo sus primeras experiencias en el Challenge de Bretagne, Lyon y Toulousse. Y sí, claro, el alemán ganador de dos Grandes, Martin Kaymer, y el británico Ian Poulter, jugadores que también arrancaron y ganaron arrancaron en el Challenge Tour.

De entre los que no pasaron el corte, aunque hay que destacar su clasificación para el Masters están algunos nombres que nos pueden llamar la atención porque parece que han jugado toda la vida en las «ligas mayores», pero no. Por ejemplo, los sudafricanos Trevor Immelman y Brendan Grace, el argentino Fabián Gómez, el británico Andy Sullivan, el australiano Steven Bowditch, e incluso Darren Clarke, que en el año 91 disputó cuatro torneos del Challenge Tour y volvió en 2003 al de su país para apoyar el golf.

En total hemos hecho un repaso a 19 jugadores, todos ellos con adn Challenge Tour. Suponen casi un 20% de los jugadores del Masters de Augusta Cosa seria. Eso demuestra que en este circuito se asientan las bases para el éxito. Y este es un aviso para los jugadores del Challenge Tour: muy atentos al Augusta National porque aunque aún no lo veáis, pronto podría aparecer en vuestro GPS.