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Koepka, ¿qué hace un chico como tú en un lugar como éste?

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Historias de la Fábrica de Talentos: Brooks Koepka

El joven talento norteamericano Brooks Koepka es uno de los mejores y más recientes ejemplos de hasta dónde puede abrir las puertas el Challenge Tour. Es un ejemplo a seguir.

Lo conocí en el Challenge de Cataluña que se disputó en La Graiera en 2012. En la segunda jornada hizo un vueltón de 67 golpes con muy mal tiempo y se asomó a los primeros puestos, por lo que me fui a hablar con él sin tan siquiera saber cómo se pronunciaba su apellido (coepca, más fácil de lo que parece, que a veces nos complicamos demasiado).

Se acababa de hacer profesional y su último torneo como amateur había sido el US Open. Así que mi pregunta fue algo como: ¿qué hace un chico como tú en un sitio como éste? Me quedé muy gratamente sorprendida con la respuesta de este jugador solitario, que se disculpó por no hablar una palabra de español: “he venido al Challenge Tour a aprender”.

Y vaya si aprendió… Ganó un torneo con mucha tensión a causa de la lluvia y de las suspensiones. Tanto, que se tuvo que reducir a tres jornadas. Recuerdo que durante las suspensiones todos corríamos como locos a la primera televisión que hubiera para ver la actuación de los europeos en la Ryder Cup de Medinah, donde Estados Unidos nos estaba fundiendo. Él también iba, claro, y celebraba, pero siempre con la mayor discreción y en absoluta minoría.

Al finalizar el torneo sus palabras fueron éstas: “estoy feliz de haber logrado mi primera victoria en España; este año jugué una vuelta de prácticas en el US Open con Miguel Ángel Jiménez y lo pasé de maravilla con él, hablamos mucho de España y tenía muchas ganas de venir. Ahora –añadió- me voy a disfrutar de mi equipo en la Ryder Cup”, algo que no pudo hacer por aquello que la historia recordará para siempre como el Milagro de Medinah.

Gracias a este triunfo Koepka logró categoría Challenge y el año siguiente se centró en este circuito para conseguir su objetivo: saltar al European Tour y de ahí a otros circuitos mayores.

En junio del 2013, vino a jugar el Fred. Olsen Challenge de España, a la Gomera. Me saludó tan correctamente como se despidió la vez anterior y me confirmó que tristemente no pudo celebrar su victoria con la del equipo americano en la Ryder. Llegaba a Tecina Golf con una victoria ese año, en el Challenge de Escocia, y su objetivo era saltar al Tour para seguir compartiendo andanzas con su amigo Peter Uihlein. La Gomera se le dio de maravilla, ganó batiendo el récord de diferencia de golpes en el Challenge Tour y me gustó especialmente escucharle durante toda esa semana repetir una y otra vez lo que estaba aprendiendo al jugar en campos tan diferentes y divertidos en el Challenge, a diferencia de los que juegan habitualmente en América, siempre preparados de una manera muy similar.

Un jugador que, por su nivel y sus contactos personales podía estar llamando a puertas para conseguir invitaciones, al menos, en el Web.com Tour, decidió que el Challenge era la mejor formación por la que puede pasar un golfista profesional. Y el plan le salió perfecto. Ganó el tercer torneo del año y consiguió de inmediato la tarjeta del European Tour, y de ahí al PGA Tour… y todo esto en tan sólo dos años.

El Challenge Tour, un circuito al que hubo un tiempo (y que no se me malinterprete) en el que parecía una “deshonra” pertenecer, demuestra que, con trabajo y decisión, puede ser el comienzo del camino directo hacia el PGA Tour, como demuestra la historia de Brooks Koepka. Una historia, por cierto, de la que aún queda mucho por escribir. Esta semana juega el Open Championship en Royal Liverpool.