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Scott Fernández y sus decisiones olímpicas… y muy maduras

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Scott Fernández. © Golffile | Thos Caffrey
Scott Fernández. © Golffile | Thos Caffrey

Con doce años se espera de ti poco más que, que vayas al colegio sin protestar, que a ser posible saques buenas notas, que te comas todo, lo que te gusta y lo que no, obedezcas a tus padres y, sobre todo, que no des la brasa. Y no es nada fácil, en una edad en la que tus grandes dudas estriban entre los clicks de Famóbil o los Lego, indios o vaqueros, los Simpson o Bob Esponja, tomar la decisión que va a marcar tu futuro. Scott tuvo que tomarla, y acertó.

Así sucedió. Scott Fernández, un chico granadino, hijo de español profesor de esquí y de inglesa directora de una escuela infantil, era un crack del esquí, pero también del golf. En plena temporada, recién recuperado de una pierna rota y a punto de salir a competir por las pistas de Sierra Nevada, recibe la convocatoria de la Real Federación Española de Golf para incorporarse al equipo nacional. Mismo día. Misma hora. Diferente deporte. Llegó el momento de decidirse por algo, y a tan corta edad fue capaz de poner las cartas sobre la mesa, estudiar las lesiones por las que había pasado y decidir que el golf sería, en el futuro, su profesión. ¡Óle ahí!

Desde este instante, ya nunca tuvo problemas para tomar decisiones relevantes. Como la que tomó cuando decidió regresar a España después de estudiar en la Universidad de Iowa: “Creo que es, hasta ahora, el momento más duro que he pasado. Decir adiós a una etapa, a un grupo de amigos con los que convives, sabiendo que quizás no te los vuelvas a encontrar nunca más, es muy difícil. Pero sabía que si quería hacer una carrera como golfista, debía volver a España. Mis años de Universidad fueron muy buenos. A diferencia de otros jugadores, yo no tuve problema con el idioma, porque mi madre es inglesa, aunque siempre es complicado vivir tan lejos de tu casa y acostumbrarte a un nuevo país como Estados Unidos. A mí me gusta y tengo ganas de volver. Mi gran compañero allí fue Borja Virto y ahora viajamos mucho juntos en el Challenge Tour. También compartimos torneos con Jon Rahm, tanto en Estados Unidos como aquí”.

El equipo campeón de Europa de la generación de Jon Rahm.
El equipo campeón de Europa de la generación de Jon Rahm.

A la vuelta de Iowa, Scott compartió equipo nacional con Jon Rahm, a quien admira profundamente como no puede ser de otra forma. Su influencia es obvia. “Lo que ha hecho es increíble, tiene mucho de genio pero también de trabajo, determinación, instinto ganador y el hecho de haber competido con él te demuestra que todos podemos llegar, es una motivación extra”. Motivación desde que competían juntos, cuando animaba al equipo afirmando con aplomo “la voy a meter” o “vamos a ganar”. “Era increíble –asegura Scott recordando momentos puntuales- como aquel putt de 20 metros en un green en piano en América, algo imposible que para él no lo era y por supuesto que la metía”, animando a todo su equipo con ese carácter que tan buenas y malas jugadas le ha pasado.

Carácter muy necesario en un jugador de golf, por otra parte, del que pocos pueden renegar. “Yo también me cogí mis rabietas de lucha en algún momento, y más de una vez en la Universidad se me escapó de las manos. Allí los castigos eran importantes, y ya lo creo que aprendías. Desde pagarte el palo que habías roto, que te dolía el alma, hasta correr escaleras arriba y abajo a las seis de la mañana, pero se aprende, ya lo creo que sí”. Una decisión más que tomó Scott en su día: trabajar especialmente la serenidad y compostura a la hora de enfrentarse a un nuevo torneo.

Si tiene que decidir, prefiere jugar en campos americanos aunque en su día disfrutó muchísimo de los links; prefiere jugar con calor que con frío –viene de Granada-; sin duda prefiere la comida española a la inglesa; antes el fútbol americano que el español, y le gusta la guitarra española más que ninguna otra. “Tocar la guitarra me ha dado mucha tranquilidad, me relaja, me divierte. Cuando veo una guitarra me lanzo a por ella. Hace unas semanas en Francia, había una en la casa que habíamos alquilado y estuve tocando, fue muy divertido. Una guitarra siempre alegra, y tocas un “Despacito” y eso anima a todo el mundo, aunque empiezo a estar un poco saturado de esa canción”.

Luke Donald. © Golffile | Eoin Clarke
Luke Donald. © Golffile | Eoin Clarke

A la hora de elegir un jugador favorito, no es tan fácil. “Sergio García y Jon Rahm son un ejemplo para nosotros. Desde chico mi ídolo era Luke Donald, aunque lleva una racha mala, pero tiene un juego corto mágico. Me gusta muchísimo Stenson, su juego es increíble pero además me han dicho que el tío es gracioso, divertido, y ese es un punto más a su favor”.

Fermín Cacho cruza la línea de meta como campeón en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.
Fermín Cacho cruza la línea de meta como campeón en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.

También le cuesta decidir entre una Ryder Cup y los Juegos Olímpicos: “la Ryder es la Ryder, pero es que los Juegos Olímpicos son un sueño también, me encantaría representar a España algún día”, y lo dice con aplomo este chico que nació en plenos Juegos Olímpicos de Barcelona, en un día histórico, el 8 de agosto, aquella noche que nunca olvidaremos en la que Fermín Cacho se convirtió en el primer atleta español en lograr una medalla de oro en unos Juegos o cuando la selección española de fútbol ganaba a Polonia en la final, Jordi Arrese se colgaba la plata en tenis y Carolina Pascual en gimnasia rítmica. Ese mismo día, nació en Granada Scott Fernandez. Como para no ser de los Juegos…

Una de sus últimas grandes decisiones, y acertada, fue entre el Challenge Tour o el Web.com. Optó por volver a su país: “El año pasado fue mi primera temporada en el Challenge Tour y aprendí mucho, lo que hay que hacer, y lo que no, porque me pegué el tortazo. Jugué demasiadas semanas seguidas y eso es muy duro, es como tener un examen final cada semana de colegio, que las tres primeras te puede ir bien, pero física y psicológicamente cuando llevas dos meses así, es imposible rendir. La convivencia también es muy importante cuando viajas tanto. Con quién viajas, con quién entrenas, con quién sales a cenar, con quién te juntas… Yo viajo mucho con Borja Virto, fuimos compañeros de universidad y el estar tan lejos nos unió mucho. Tenemos mucha nostalgia los dos de aquellos años”.

Scott Fernandez, en el British del año pasado. © Golffile | Eoin Clarke
Scott Fernandez, en el British del año pasado. © Golffile | Eoin Clarke

También ha habido situaciones en las que no ha tenido ni que pensar, como fueron jugar el The Open Championship o entrar en el ProSpain. El año pasado se lanzó a las previas del British, por si colaba… “Pensé que no perdía nada por intentarlo, y allá que fui… qué alegría cuando me clasifiqué, y al mismo tiempo, ¡qué nervios! Cuando llegué allí creí que se me iba a salir el corazón. Fue muy especial, una experiencia impresionante. Eso de ir al campo de prácticas y encontrarte con tus ídolos, que llevas toda la vida viéndoles en la tele y de repente verte al lado es un shock. Al principio estuve muy distraído por el ambiente, pero luego me centré en el trabajo y fue magnífico. Por suerte me habían invitado a jugar dos torneos del Tour Europeo y de alguna forma, me quitó un poco de tensión, pero el primer golpe en el tee del 1 impone mucho. Luego me sentí cómodo. Me di cuenta de lo que supone jugar un Grande, y es agotador mental y físicamente”.

Por otro lado, “estar en el ProSpain ha sido un acierto y una alegría. Me están ayudando muchísimo a entrenar con un plan, chequear mi rendimiento, trabajar en el Centro de Excelencia, es muy positivo y se está viendo en mis resultados”.

Elegir la vía del Challenge para lograr su objetivo, jugar en el Tour Europeo, fue una gran decisión y se encuentra en el camino de conseguirlo. “Está siendo una magnífica temporada. En el Rolex Trophy firmé mi mejor puesto profesional (3º) y estoy cerca de conseguirlo. Ahora vienen los torneos grandes, donde se mueven los rankings y voy a por ellos. Me veo bien. Con la experiencia del año pasado conozco los campos y ahora sé cómo afrontarlos”. En tan solo siete semanas estará allí. Alea jacta est, como decían los romanos.

Cuando tomó la decisión de ser golfista a los 12 años, viendo en la tele a sus ídolos jugando, nunca se imaginaría que tan solo trece después ya sería campeón de Europa por equipos amateur, iba a disputar el Open Británico junto a los mejores del mundo, y estaría labrando su carrera profesional. Este chico “olímpico” lanzó su moneda y va por el camino correcto, directo al European Tour.