Hace catorce meses Henrik Stenson era el jugador número 230º del ránking mundial.
El sueco estaba en caída libre y sus apariciones estelares en televisión tenían que ver más con algún que otro palo que salía volando que por sus buenos golpes.
Acababa de fallar el corte en Qatar, el segundo consecutivo y el sexto en once torneos. Andaba perdido. Nadie en su sano juicio habría apostado entonces que el jugador de Gotteborg estaría en el Masters de 2013.
Sin embargo, aquella ruinosa tarde en los Emiratos, muy cerca de su residencia en Dubai, Stenson comenzó una espectacular remontada. Un esprint largo y sostenido que acabó con un magistral golpe de riñón final ayer en Houston para recbir la invitación de Augusta. El golfista nórdico logró la machada. En poco más de un año ha conseguido meterse entre los 50 primeros (42º tras acabar segundo en Houston) y justo a tiempo para disputar su octavo Masters consecutivo.
Stenson es el gran triunfador de esta penúltima criba para jugar el Masters. El derrotado, ya lo saben, es el bueno de Marcel Siem. Su fabulosa victoria en Marruecos no fue suficiente para entrar en Augusta. Se ha quedado fuera por tres décimas, puesto 51º, justo por detrás de Russell Henley, que lo superó en el ránking mundial gracias a una última vuelta de 68 golpes en Houston. Lo más doloroso si cabe es que al joven Henley no le hacía falta para clasificarse. Ya estaba en Augusta por su victoria en Hawái en los albores de la temporada.
Junto a Stenson, se han clasificado en esta penúltima oportunidad su compatriota Fredrik Jacobson y el sudafricano Richard Sterne, que ni siquiera han necesitado jugar. Así las cosas, el listado de participantes del Masters queda cerrado a expensas de que se pueda unir uno más: el ganador del Valero Texas Open. Siempre y cuando, claro, no esté ya clasificado.
En cualquier caso, suceda lo que suceda esta semana en San Antonio, será el Masters más reducido desde 2006, curiosamente, el año que debutó Stenson en Augusta.
