Ángel Hidalgo (-5) se ha metido entre ceja y ceja salvar la tarjeta del DP World Tour en un año donde ni siquiera empezó con los derechos completos del circuito. Cierto es que ha jugado más torneos de los que cualquiera habría esperado a principio de temporada, pero no resta un ápice de mérito a lo que está haciendo. Sigue en la pelea y nadie lo va a bajar del burro.
Al malagueño de Guadalmina le quedan pocas balas. Lo sabía cuando empezó a jugar este viernes la segunda jornada del Acciona Open de España. Sabía perfectamente que tenía que pasar el corte. Sí o sí. Y la situación no era precisamente fácil. Ayer hizo dos bajo par, por lo que hoy no se podía despistar para pasar una criba que seguramente va a estar precisamente en esa cifra de dos bajo par. «Tenía que pasar el corte como fuera», confesaba a Ten Golf al acabar la ronda.
No sólo lo ha hecho, no sólo ha asegurado el fin de semana, sino que lo ha conseguido con un magnífico parcial de 69 golpes, con tres birdies y sin cometer un solo bogey. Extraordinario. Es más, se marchaba del 18 con la sensación de que debía haberle robado algún golpe más al campo. Ha tenido hasta cinco putts de birdie de menos de tres metros que, como gran pateador, rara vez suele perdonar. Al menos, no tantos.
Ha empezado jugando mal. Las ha pasado canutas en los primeros tres hoyos, pero ha sacado tres pares de garra infinita. Ha metido dos putts muy buenos de tres metros en el 1 y 2 y ha firmado una recuperación galáctica en el 3. A partir de ahí ha jugado de libro, dejándose muy buenas opciones de birdie. Ayer también jugó muy bien, por lo que Ángel sólo quiere pensar de manera positiva para el fin de semana.
Su frase final es lapidaria: «La única vez que había jugado aquí en el Club de Campo me hice 80 golpes en la previa de Mayakoba de hace tres años… pero tengo que reconocer que cada vez que vengo a Madrid me lo paso muy bien». Que se cumpla una vez más. Lo necesitará. Es el siguiente escalón que necesita subir, rematar una semana los cuatro días para amarrar definitivamente la tarjeta. Y si no es aquí, lo volverá a intentar en Valderrama o en Mallorca. Nadie lo va a bajar del burro.
