Luis Masaveu se enfrentaba hoy al primer ‘moving day’ de su vida en el DP World Tour. Había curiosidad por saber cómo iba a encarar esta situación nueva, cómo iba a lidiar con los nervios y la presión. Pues bien, en sus primeros cinco hoyos ya llevaba cuatro birdies. ¿Presión? ¿Nervios? Si lo había, desde luego, no se notaba.
Después de ese inicio meteórico a Luis le ha tocado sufrir. Se le escapaba un putt corto de par en el hoyo 6 y a partir de ahí las cosas no han terminado de salir. Pese a todo, vuelta de 70 golpes, bajo par, y un acumulado de -9. Está situado en la 18ª posición. Extraordinario.
No obstante, más allá del resultado, de haber jugado bajo par por tercera jornada consecutiva y de su posición en tablero, hay tres cosas que Masaveu se lleva hoy del Club de Campo Villa de Madrid que ya nadie le va a poder arrebatar.
La primera tiene un valor incalculable. Se llama experiencia o aprendizaje. Pese a la tensión de jugar una tercera vuelta en el Circuito Europeo, Luis ha sido capaz de extraer una valiosa lección nada más acabar, todavía en caliente. No es fácil tener esa capacidad de análisis tan preclara con sólo 19 años. «En golf no hay que forzar las cosas, hay que dejar que fluyan. He empezado jugando tan bien que cuando me ha venido el bogey tonto en el 6, después de fallar el putt corto, me he acelerado, he querido hacer más de lo que tocaba. Eso me lo llevo grabado», asegura. Esto ya no se lo quita nadie.
La segunda es una imagen, una visión. Después de hacer el cuarto birdie en cinco hoyos, Masaveu ha mirado la tabla de líderes y se ha visto en todo lo alto. Sí, con 19 años, siendo aún amateur y jugando su primer torneo del DP World Tour, se ha puesto primero. Esto tampoco se lo va a quitar ya nadie.
Y la tercera tiene que ver con una bomba, una muy concreta, la que ha soltado en el hoyo 10. Venía de hacer doble bogey en el 9 por un error de estrategia, quizá por ser más agresivo de la cuenta y lanzarse a por una bandera que no tocaba. La mezcla de frustración y adrenalina le han llevado a pegar un drive antológico. Ha hecho 372 yardas y se ha dejado un aprochito de 40 metros a la bandera. Ha sido un drive perfecto, con algo de viento a favor, al fade, justo por encima del búnker… Una maravilla. Esta bomba tampoco se la quita ya nadie. Nadie más la ha puesto ahí hoy.
Por cierto, este drivazo no hay sido un caso aislado. En el hoyo 1 la ha puesto a 358 yardas, en el 6 la ha mandado a 344 y en el 13 ha llegado a 350. Confesaba a Ten Golf Alejandro Aguilera, caddie de Masaveu esta semana y excepcional golfista, que le había sorprendido gratamente lo bien que ha movido el driver todo el día. «Normalmente la tensión se nota especialmente en ese palo, te agarras más, pero lo de Luis ha sido un escándalo. Ha pegado con todo cada drive y ha dado una exhibición». Todas sus salidas han pasado de las 300 yardas. Un señor pegador.