Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Alta tensión en el Scottish Open con las ‘readmisiones’
La deriva del conflicto entre LIV Golf, PGA Tour y DP World Tour

Alta tensión en el Scottish Open con las ‘readmisiones’

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Ian Poulter
Ian Poulter es uno de los jugadores readmitidos para jugar el Scottish Open. (© Golffile | Diego Diaz)

La noche del lunes en North Berwick fue calentita. Los teléfonos de los golfistas del DP World Tour empezaron a echar humo en cuanto se conoció oficialmente que se suspendían las sanciones de Ian Poulter, Adrián Otaegui y Justin Harding por mandato legal y que, por tanto, estaban autorizados a jugar el Genesis Scottish Open. Aquí conviene introducir un matiz importante. Esta decisión judicial no significa que no vayan a ser sancionados. Se trata de una suspensión cautelar del castigo mientras se resuelve el contencioso.

Sea como fuere, la realidad es que el primer pulso lo han ganado y van a poder jugar el torneo más importante de la historia del Circuito Europeo. Esta decisión judicial acatada por el DP World Tour, como no podía ser de otra manera, ha provocado un debate muy encendido entre los jugadores. Comenzó ayer pero se va a prolongar durante toda la semana. 

Hay dos posturas enfrentadas. Hay quienes defienden que Otaegui, Harding y Poulter hacen bien en proteger sus derechos hasta la última instancia y que, efectivamente, a los jugadores habría que dejarlos jugar donde ellos quieran, sobre todo si se lo han ganado en el campo de golf.

La otra postura, algo más extendida que la primera, es que, efectivamente, los jugadores de LIV Golf tienen todo el derecho del mundo a firmar con la liga saudí y jugar sus torneos, pero no deberían poder volver al Circuito Europeo.

La base de uno y otro argumento es opuesta. Los primeros aseguran que de esta manera se beneficia al European Tour, puesto que se ven obligados a reaccionar y a mejorar sus bolsas de premios. Es decir, que salen ganando los miembros del Circuito Europeo porque van a conseguir una organización más fuerte y poderosa. De hecho, para reforzar este argumento aseguran que ya está sucediendo y ponen como ejemplo la consolidación de la alianza entre el PGA Tour y el DP World Tour, incluido el aumento en la bolsa de premios de ambos circuitos para los próximos años.

Los segundos, por contra, piensan que LIV Golf es un serio problema para la sostenibilidad del DP World Tour a medio y largo plazo. El argumento, sencillo, es que si LIV Golf consigue finalmente atraer a los 48 mejores del mundo a una liga cerrada y se consolida, como es natural, se va a convertir en el mejor circuito del mundo y va a provocar en cascada un empobrecimiento del PGA Tour, que no podrá mantener sus patrocinadores, derechos de televisión y bolsas de premios sin los mejores del mundo en sus torneos y, en consecuencia, un empobrecimiento del DP World Tour, todavía mucho más acusado puesto que su situación es bastante más débil que la de su socio americano.

La regla de tres de los defensores de la segunda posición es que, simplificando, si los cincuenta mejores del mundo están en LIV Golf, significa que del 51 al 200 estarán en el PGA Tour y del 201 al 350 en el DP World Tour. Es imposible predecir con este escenario qué puede ocurrir en el futuro. Algunos hablan incluso de la desaparición del Circuito Europeo, quizá esto sea muy catastrofista, pero desde luego quedaría como un Tour bastante intrascendente y, sobre todo, con menos patrocinios, menos televisión y menos dinero. Sí, hay 48 jugadores que van a ganar mucho dinero, pero ¿qué pasa con el resto?

La brecha entre jugadores que se está creando en el circuito es muy importante. Los que se alinean con este segundo argumento están que trinan con el hecho de que los jugadores de LIV Golf puedan jugar el Scottish Open. Su posición es la siguiente: estás perjudicando nuestro circuito jugando en LIV Golf y, encima, vuelves para disputar los mejores torneos dejando fuera a otros jugadores que no pueden o no quieren jugar en la liga saudí.

Por todo esto, la tensión es más que evidente y creciente en Escocia, aunque todavía habría que añadir un punto más de conflicto. La incorporación de estos tres jugadores (veremos si hay alguno más porque también han reclamado jugadores como Patrick Reed o Lee Westwood) ha obligado al DP World Tour a aumentar el número de participantes en el Scottish Open. Es lo lógico porque no iban a dejar fuera a otros jugadores cuya presencia ya estaba confirmada, pero el problema está en los jugadores que estaban como reservas y se han tenido que ir a jugar el Barbasol porque no entraban en el Scottish Open. Si ahora pueden ampliar el ‘field’ por qué no lo hicieron antes para esos jugadores que estaban como reservas.

En definitiva, una situación muy tensa y muy desagradable cuando en realidad debería ser una semana festiva en Escocia al tratarse del mejor torneo de la historia del DP World Tour y el primer híbrido con el PGA Tour.