Cualquiera que ande metido en la pomada del circuito europeo o del golf de élite español sabe que Pep Anglés es todavía un diamante en bruto por terminar de pulir y un jugador al que conviene seguir esperando. Dicho de otro modo: ese Número 194 del mundo, que fuera su mejor posición en el ranking mundial, alcanzado hace ya más de cuatro años, se queda muy corto para las posibilidades y margen de mejora que se le ven a este jugador. No, el techo de Pep está mucho más arriba…
Ha dicho el catalán, nada más terminar el torneo en Mallorca, que este año ya daba por perdidos sus derechos de juego en el European Tour y que estaba trabajando duro enfocándose más bien hacia la temporada que viene. Bueno, está bien. Pero de momento, gracias a este segundo puesto, ya se ha ganado una plaza en Portugal, dentro de dos semanas, donde todavía podría dar ese último empujón.
Hace poco menos de un mes, justo la semana anterior al Open de España, Pep comenzaba a trabajar con un nuevo entrenador, Alex Larrazábal. Han completado en este tiempo sesiones muy potentes, con mucha bola en la calle de prácticas, compaginándolas además con la competición, puesto que Anglés ha jugado los tres torneos en tierras españolas, y parece que los frutos comienzan a asomarse, aunque los dos saben que queda camino por recorrer. Digamos, como punto de partida, que su ambicioso plan de trabajo busca recuperar la esencia del Pep potente y pegador. A partir de ahí, en efecto, merece la pena seguir esperando a este baluarte del golf español. Al fin y al cabo sólo tiene 28 años, una edad magnífica en este deporte para dar el gran salto.
