Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Aprender a quitarle dramatismo a ciertas rondas de golf

Aprender a quitarle dramatismo a ciertas rondas de golf

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Adrián Otaegui (San Sebastián, 1992) va a celebrar en paz y armonía su 23 cumpleaños (lo hace ya mismo: 21 de noviembre), después de haber obtenido por tercer año consecutivo los derechos de juego del circuito europeo. Esta vez lo ha hecho en la Final de la Escuela, igual que en 2014.

La tensión de la Final de la Escuela. «Es una semana que se hace larga. Es más dura psicológicamente y también físicamente en unos campos en donde se sube y se baja constantemente. Pero lo es más si no estás preparado adecuadamente, porque al final depende de muchos pequeños detalles que tienes que intentar controlar. Por juego, la gran mayoría de los jugadores que están ahí pueden conseguir el objetivo, aunque yo tenía la tranquilidad relativa de saber que con la categoría que tenía ya iba a poder jugar torneos del circuito europeo en 2016. Mi objetivo era mejorar mi categoría y lo he conseguido».

Así se ha visto en 2016. «Este año ha habido cosas muy buenas, rondas muy buenas, pero me ha faltado rematar un poco. Me veo ahora con algo más de experiencia. Técnicamente siempre se puede mejorar y yo trabajo duro por conseguirlo, pero me veo con nivel de sobra para estar en el circuito. Lo demuestra el hecho de haber conseguido estar bastante arriba unas cuantas semanas el jueves y el viernes. Si esos días puedes hacerlo es que tienes el nivel para hacerlo».

Una lección a aplicar en 2016 tras acabar dos temporadas con apuros para mantenerse. «Creo que la lección más importante es que tengo que salir a jugar determinadas vueltas de golf sin darle más importancia de la que tiene. Salir a jugar al golf sin pensar en nada más, aunque salga en los últimos partidos o me haya ido bien hasta ese momento. Salir sólo a jugar. Eso podría darme más regularidad y consistencia. A partir de ahí, ahora mismo no podría señalar un objetivo concreto para 2016, un logro concreto como meta, más allá de seguir aprendiendo y creciendo».

El deseo y la dedicación como motor de su vida profesional. «Realmente no sé muy bien qué decir cuando se habla del esfuerzo que supone estar ahí, de las horas que hay que echar y de lo duro que es esto. Porque a mí no me supone ningún esfuerzo hacer lo que me gusta, que es jugar al golf y competir. Dedicarte a lo que realmente es tu pasión es lo más bonito y agradecido».

Planes a corto plazo. «El Alfred Dunhill en Sudáfrica lo voy a jugar seguro. Me encanta ese campo (Leopard Creek), el entorno es mágico. Todavía estoy viendo si voy a jugar a Australia o no. Me encanta ese país, por un lado, pero por otro hay que pensar en hacer una buena pretemporada. Todavía tengo que decidirlo».