Antoine Rozner (-19) se ha impuesto con una autoridad fuera de lo común en el Afrasia Bank Mauritius Open. El francés, que ha firmado una espléndida tarjeta final de 67 golpes en otra jornada más que delicada por culpa del fuerte viento, rubricaba la victoria con una ventaja de cinco golpes sobre su inmediato perseguidor, Alfredo García Heredia (-14), cuyo juego, por cierto, no ha sido hoy menos espléndido que el del galo.
En otras circunstancias, con un líder menos fino, o al menos no tan absolutamente inspirado y certero, seguro que el español habría incluso aspirado al triunfo final. Pero hoy era el día de Rozner. Era el día del golf francés, si ampliamos el plano, con tres jugadores entre los cuatro primeros (Julien Brun (-12) acababa tercero y el joven novato Jeong Weon Ko (-11), cuarto). Allez les Bleus, y de qué manera.
Entre lágrimas, muy emocionado por su tercer triunfo en tres años en el circuito europeo, después de una sólida temporada, aunque con algunos altibajos que siempre crean incertidumbre, Rozner reconocía nada más proclamarse vencedor que esperaba poder celebrar también hoy la victoria de su selección en el Mundial de Qatar. Si los chicos de Deschamps mostraran siquiera la mitad de su convicción y determinación, muy mal no deberían irles las cosas…
El galo, de 29 años, cocinado por tanto a fuego lento en la élite del golf para los estándares que últimamente se manejan, ha roto la baraja por los primeros nueve hoyos del Mont Choisy Le Golf, tramo que cerraba con una serie arrebatadora: birdie en el 5, eagle en el 7 y nuevos birdies en el 8 y el 9. Estos dos últimos, además, enchufando sendos puros, especialmente el del 9, desde unos diez metros. En ese punto de la jornada quién más, quién menos, ya sospechaba que los planetas se habían alineado justo por detrás de Rozner. Y es que, además de jugar un golf de altísimo nivel técnico y estratégico, todo lo que podía salirle bien, aún salía mejor… Igual que el sábado, vaya. Era su semana.
Visto lo visto, tan solo un jugador podía ponerle en aprietos, y no era otro que el asturiano García Heredia. Porque su arranque de vuelta había sido verdaderamente poderoso, con cinco birdies por esos primeros nueve, un juego muy ordenado y un putter que echaba humo, con mención especial a los pelotazos que daba en los hoyos 3 y 9, embocando putts de birdie maquiavélicos, muy complicados y largos, desde el borde de green. El problema es que Alfredo cargaba con una pesada desventaja de cinco golpes al inicio del día respecto al líder, Rozner, y mucho tenía que apretar para de verdad amenazar con romper su burbuja. Además, por los segundos nueve se frenaba el ímpetu anotador del español (su juego seguía siendo limpio y ordenado), que iba a firmar nueve pares consecutivos para allanarle definitivamente el paseo dominical al galo.
En cualquier caso, sólo tres jugadores cerraban la ronda sin un solo bogey en la tarjeta. Uno ha sido Alfredo, otro el sudafricano Dylan Mostert, y el tercero otro español, Alejandro Cañizares (-6), que además entregaba el mejor resultado del día, un fantástico 65 en las peores condiciones, puesto que a él el fuerte viento le ha cogido de principio a fin. Otra muesca más en el revolver de Cañi en este tramo final del año, y van ya unas cuantas.
Alfredo acaba de firmar el mejor resultado de su carrera en el circuito europeo. Nunca había terminado en segunda posición, como hoy, ni siquiera había sido tercero y apenas atesoraba dos puestos finales dentro del top ten. A punto de cumplir los 41 años (lo hará mañana, lunes) resplandece hoy en un cielo Bleu, como jamás lo hizo en el firmamento del golf de alta competición. Y sigue empecinado en demostrarnos que sí, que era verdad que para él nunca ha sido tarde.
