Alejandro Cañizares (-3) ha compensado el mal arranque del jueves en el Open de Sudáfrica con una notable ronda de 66 golpes en la segunda jornada. De este modo, aseguraba el corte y, de paso, la presencia de algún español en el Randpark Golf Club durante el fin de semana, ya ningún componente más de la Armada ha conseguido superar este listón.
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Aunque esta semana se juega a 1.800 metros de altitud y las bolas vuelan que es un gusto, ni siquiera para los grandes pegadores resulta más o menos normal cerrar una vuelta de golf con dos eagles. Pero eso es exactamente lo que ha hecho Cañi, que de gran pegador tiene más bien poco, por no decir nada. De hecho, en este Open de Sudáfrica, donde hay en liza 240 jugadores, tan sólo se han visto de momento dos rondas con dos eagles. Dos en 480 intentos, podría puntualizarse. Una del escocés Robert Macintyre y esta otra del español. Con o sin altitud, con o sin mucha pegada, hay que hilar muy fino para anotar eagles en la tarjeta…
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Cañi ha jugado el Bushwillow course, el recorrido más sencillo de los dos y que arranca precisamente con un par 5 en el hoyo 1. Allí, curiosamente, el español pegaba un drive ‘hookeado’ y la bola iba a parar a la izquierda del rough de la izquierda… Desde allí, con un tiro ciego por delante a green, pegaba un buen híbrido que tenía buena pinta y que, finalmente, iba a dejar la bola unos quince metros por detrás de la bandera, desde donde iba a enchufar semejante purazo. Horas más tarde, en el 17, Cañi pegaba un drive que, sin ser malo, le iba a dejar la bola en el rough de la derecha, aunque bastante bien colocada. Desde allí, nuevo híbrido al fade, desafiando al agua que protegía frontalmente la bandera, y un gran putt desde unos seis metros. Dos señores eagles sin pisar el fairway en sus respectivos hoyos…
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El registro del andaluz, eagles aparte, tiene aún más mérito por dos circunstancias. Una, el viento, que ha soplado mucho más que el jueves y de la manera que suele soplar en este campo, a rachas y desordenado. Y otra, cierta inconsistencia en su juego largo, porque realmente no ha pegado a la bola muy bien de modo regular. Lo que ocurre, tal y como reconocía a Tengolf al finalizar, es que ha pateado como los mismísimos ángeles, cerrando una ronda muy movida con los dos citados eagles, cuatro birdies y tres bogeys.
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