Carlos del Moral (-17) es el nuevo líder del Open de Madeira con una ventaja de tres golpes sobre su inmediato perseguidor, el sueco Joakim Lagergren (-14)…
Visto así, el hecho noticiable ya resulta digno de celebración: este joven jugador español es el líder destacado en un torneo del circuito europeo, por menor que sea, y a falta de 18 hoyos.
Pero la celebración torna en exclamación y admiración en cuanto uno se pone rascar en la jornada del valenciano. Carlos ha entregado hoy un 63 libre de bogeys cazando sólo once greenes. Este dato en sí mismo es casi incongruente. Con semejante registro en el apartado de greenes en regulación parece sencillamente imposible sumar sólo 63 impactos. Pero es que Del Moral sólo ha pateado hoy veinte veces… Otra barbaridad que también se fundamenta en su porcentaje de recuperaciones: el ciento por ciento en los siete intentos realizados. Treinta golpes necesitó solamente para completar los primeros nueve hoyos, y terminaba su vuelta con tres birdies consecutivos.
Resumiendo: Carlos del Moral no ha tenido hoy ni por asomo su mejor día de tee a green y sin embargo ha sido capaz de cerrar el mejor resultado, de largo, de su carrera en un torneo del circuito europeo, recuperando de un modo impecable alrededor de green y transformándose en un arma de precisión letal en las ocasiones en que ha cogido green. Ni más, ni menos.
El estilo de Del Moral es inclasificable. Si este jugador es capaz de situarse con relativa asiduidad entre los mejores, semana a semana, enseguida va a despertar una gran expectación. Porque tiene un juego espectacular y es un auténtico ‘killer’ cuando entra en racha, pegando duro desde el tee y atacando banderas con una naturalidad pasmosa.
Pero para estar arriba con cierta frecuencia hace falta regularidad. Es de cajón. Y en este sentido hay poco que echarle en cara, porque lleva mucho tiempo trabajando con paciencia de amanuense en la consistencia de su juego. No es tarea fácil porque en su naturaleza de deportista aparecen grabadas puntuales desconexiones de concentración que terminan pagándose caro.
A sus 26 años ya ha tenido que pasar pruebas que avalan su forja de campeón. Un primer año muy duro de adaptación en el circuito (2009) en el que terminó perdiendo la tarjeta, un descenso al Challenge Tour afrontado con humildad y, a la postre, con éxito (2010), el retorno al European Tour sudando tinta china para mantener al final la tarjeta (2011)…Así que una triunfo mañana significaría el final de una senda sinuosa, pero sobre todo, el principio de una fantástica aventura rumbo a las grandes citas.
