Inicio Grandes Circuitos DP World Tour ¿Cómo se pega un golpazo así?

¿Cómo se pega un golpazo así?

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Sergio García escucha en el green del hoyo 16 un griterio atronador. "Algo gordo ha hecho Miguel", piensa. Y tan gordo…

El malagueño acaba de pegar una madera imposible desde la calle del 17 para dejarse una opción de eagle dejando la bola corta de una bandera que daba miedo de solo mirarla. Después, cuando el de Borriol llega a la calle del 17 ve a fin la bola de Miguel. Y discurre así: "no puede estar ahí de dos, porque es increíble el tiro que ha tenido que pegar para dejarla ahí… Quizá la había dejado de dos pasada de bandera y está ahí después del primer putt y ahora le queda eso de vuelta para hacer el birdie".

Entonces ve que Miguel falla ese putt. Y cree que el malagueño saldrá de allí con el par. Sin embargo… "Los aplausos no eran de par, sino de birdie". Fue entonces cuando Sergio comenzó a darle vueltas al golpazo que tenía que haber dado Miguel.

A Jiménez no le quedaba otra, en vista de cómo andaba por los greenes. O las dejaba muy cerca, o el torneo volaba.

Y eso que horas antes había caminado Miguel aliviado desde el green del hoyo 3 al tee del hoyo 4. Seguro al fin de su putter. Un buen putt de media distancia en el hoyo 2 había sido confirmado por otro de larga distancia perfectamente tocado y leído en el hoyo 3. Todo en orden. Mejor que eso.

En el hoyo 4, sin embargo, la magia se rompe. Falla para birdie en este par 5 desde algo menos de tres metros. Sin embargo, el malagueño no siente que nada se haya resquebrajado. Hay que seguir. No van a entrar todos. Nunca entran todos.

El hoyo 5 sí marca el inicio de una pesadilla. Miguel yerra un putt de un metro y medio para par. Y de ahí sí sale tocado. Ese movimiento fatal sí se hará recurrente cada vez que pise un green. Desde ahí, y hasta el final, sólo le toca sufrir con el putter en las manos.

Falla en el 6 para birdie desde 2,5 metros, en el 7 desde unos cinco metros, en el 9 desde 2,5 metros, en el 11 desde unos cuatro metros… Todas las distancias se le resisten. Sólo volverá a embocar  en el 16, donde la había dejado muy cerca, y en el 17, después fallar, faltaría más, aquel putt de tres metros para eagle. Demencial. Inexplicable.