Arranca este jueves el Omega European Masters, uno de los torneos más castizos del European Tour. Es singular como ningún otro. Se juega de manera continuada desde 1972 y el escenario no ofrece parangón, Crans Montana, al pie de los Alpes suizos.
Diez españoles buscarán la octava victoria de la Armada en esta cita que siempre se portó bien con los nuestros. Nada menos que cinco nombres diferentes fueron capaces de levantar el trofeo en medio de esta explosión de la naturaleza: Seve Ballesteros, en tres ocasiones, Manolo Piñero, dos veces, José María Olazábal, Sergio García y Miguel Ángel Jiménez. El malagueño, que regresa esta semana al European Tour como líder de la Schwab Cup del Champions Tour, está dispuesto a seguir dando sustos a los más jóvenes. De él fue la última victoria española en este torneo en 2010.
Y hablando de fechas significativas, no hay nadie en Crans que estuviera vivo en 1993 que no recuerde lo que ocurrió aquel año en el hoyo 18 durante la última ronda. El protagonista, cómo no, fue Seve Ballesteros. El cántabro pegó uno de los golpes más mágicos de la historia del European Tour, aunque por desgracia no fue grabado por ninguna cámara.
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El hoyo 18 es un par 4 de 410 yardas. Seve salió con madera 3 y falló por la derecha. Se fue una zona muy mala, rodeados de pinos y con un muro a unos dos metros de distancia. Estaba atrapado entre el hormigón y los árboles, con apenas espacio para hacer un swing completo. Su caddie, Billy Foster, no lo dudó. “Sácala a la calle”, le sugirió. Error. Seve ya había visto un hueco que nadie más había sido capaz de detectar.
El golpe obligaba a levantar la bola rápido para superar el muro, por lo que el palo idóneo era un sand wedge. Estaba a casi 120 metros del hoyo. Sin embargo, con ese palo no hacía la distancia, así que cogió el pitching wedge, haciendo aún más difícil el golpe. Tenía que pegar perfecta la bola para poder levantarla y meterla por un hueco entre las ramas del tamaño de una mano. Increíble. Su caddie le siguió insistiendo en que aquello era una temeridad, pero Seve ya había tomado la decisión…
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La bola salió, atravesó las ramas, subió el muro y se quedó un poco corta de green, en el collarín, con un búnker por delante (el búnker fue trasladado a otra posición dos años después). Aún tenía trabajo para salvar el par. Seve chipeó y la metió para birdie. Fue fue suficiente para ganar, ya que acabó a un golpe de Barry Lane, pero la gloria de aquella semana siempre quedó para él. No hay nadie que no recuerde aquel torneo como el del golpe milagroso de Ballesteros.
Este año se cumplen las bodas de plata de aquella maravilla. No habría un mayor homenaje al genio de Pedreña que convertir en oro la plata, la de los 25 años que se cumplen, y la de la segunda plaza que cosechó. Eso es lo que intentarán los diez españoles, encabezados por un Jiménez que también jugó aquel año el Omega y que, curiosamente, acabó segundo empatado con Seve. Junto a Miguel participan en esta edición Carlos Pigem, Scott Fernández, Nacho Elvira, Pablo Larrazábal, Jorge Campillo, Adrián Otaegui, Gonzalo Fernández Castaño, Alejandro Cañizares y Pedro Oriol.