Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Vacíos y agrietados, pero enormemente satisfechos

Vacíos y agrietados, pero enormemente satisfechos

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Según se iba cerrando la tarde sobre el Golf National iba quedando meridianamente claro que Bradley Dredge (-4), el galés impasible y sorprendente, domador del viento, mantendría su brillante liderato matutino al final del día. El viento no amainaba y los greenes andaban algo más revueltos, como suele ocurrir tras las pertinentes horas de traqueteo y trasiego, así que el simple objetivo de ganar al campo, nada sencillo en condiciones de juego perfectas, se convertía para los jugadores del turno vespertino en una pequeña gran hazaña.

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Sólo dos jugadores lo iban a conseguir, de hecho. Uno ha sido Shane Lowry (-1). Y el otro Jon Rahm (-1). La primera jornada se cerraba con catorce jugadores por debajo del par y sólo ellos dos habían salido por la tarde. Como se ve, el de Barrika enfila de la mejor manera la semana en busca de la que sería su tercera victoria en un torneo de las Rolex Series en menos de un año. Pero de nada sirve tampoco ponerse a echar este tipo de cuentas cuando restan por disputarse 54 hoyos en un campo que puede agarrarte del cuello al menor descuido y arrojarte, desconsiderado, al pozo de las desgracias y los lamentos.

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Hoy se ha hartado de pegar buenos golpes. Casi impoluto desde el tee, blandiendo ese hierro 2 nuevo que lleva y que tan bien le va a venir esta semana y las siguientes; notable con los hierros y fantástico con el putter… A falta de cuatro hoyos acechaba a Dredge desde un -3 de otra galaxia, pero un doble bogey en el 15 tras precipitarse un poco con el segundo golpe, así lo ha explicado él,  y enviar la bola al agua (su único error grosero del día) lo dejaba en esa segunda línea.

El aspecto de Rahm al finalizar la vuelta, igual que el de Pedro Oriol (PAR) o el de Sergio García (+1), no engañaba. Vacíos, derrengados, de rostro brillante y trémulo, pero al fin y al cabo enormemente satisfechos. Incluso Jorge Campillo (+2), con ese fatalismo extremeño y guasón que gasta, se iba viniendo arriba con el paso de los minutos al comprobar que su 73 no era ninguna tontería. Más bien todo lo contrario. Oriol ha firmado el tercer mejor resultado de la tarde, pero es que además venía dos menos a falta de dos hoyos. Lástima de esos tres putts pateando para salvar el par en el 8 desde tres metros…

La Armada, queda claro, se ha hecho notar al final del día. Lo de Sergio es caso aparte, porque arrancaba la vuelta con un triple bogey en el hoyo 2, una circunstancia que, tal y como estaba el panorama en el Golf National, y atendiendo también al momento de vacas flacas en la confianza del de Borriol, invitaba a pensar en un desastre en toda regla…

Pero García tiene estas cosas: se sacaba de la manga un parcial de -2 en los últimos 16 hoyos, jugando un golf que no se le veía desde hacía tiempo. Muy concentrado y sereno. Valiente y certero. Dejándose además por el camino un buen puñado de opciones de birdie. De otra dimensión. Ha sido pisar territorio Ryder y afilársele el instinto… Hoy, y más en concreto en esta tarde ventosa de Guyancourt y en formato match play, nadie le hubiera aguantado el pulso.

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