¿Cuántas veces habrá visto Sebastián García Rodríguez por la televisión el Dubai Desert Classic? Unas cuantas, si tenemos en cuenta que es uno de los campos y de los torneos que más le ha llamado siempre la atención. De hecho, había algunos golpes concretos que, mucho antes de aterrizar por fin en el emirato, ya se había imaginado. La salida del 8, por ejemplo. O la del 12. Y, por supuesto, por encima de todos los demás, el mítico segundo golpe del hoyo 18, que tantos torneos ha decidido y tantísimas taquicardias ha provocado…
Sebas, las cosas como son, se lo esperaba algo más corto cuando el pasado martes jugó por primera vez el Majlis course en ronda de prácticas y tuvo que pegar la madera 3 desde el fairway… Aunque hoy ciertamente las cosas han cambiado. Con un poquito de viento a favor y la adrenalina del momento y la competición en efervescencia, pegaba una espléndida madera 3 de más de 270 metros desde el tee por la línea buena y se dejaba un disparo a bandera de 204 metros. Había llegado el momento soñado y diseñado a miles de kilómetros de distancia…
El madrileño agarraba el hierro 4 y empalaba con precisión una bola al fade, que iba a terminar de pararse por detrás del trapo, muy cerquita del green. Iba a sacar un birdie de manual (putt de dos metros después del aprochito), una manera como otra cualquiera de cumplir en redondo un sueño.
