No es Eduardo de la Riva (-6) hombre de grandes aspavientos. No hace ruido y las pasarelas y los flashes le provocan urticaria. Sin embargo, de vez en cuando, y últimamente con cierta e interesante asiduidad, se gusta y destaca donde más compensa hacerlo si eres jugador profesional de golf: en el campo.
Su primera jornada en el Portugal Masters ha sido modélica. Un prodigio de eficacia y puntería, un sobresaliente en todas las parcelas. Libre de bogeys, siempre mirando al frente. «En las últimas semanas estoy jugando muy bien de tee a green y esa es mi fuerza». En las últimas semanas, en efecto, ha dado el paso al frente y ahora mira a la Final de la Race to Dubai desde su puesto 78º. En ese sentido no se pone límites y sabe que si patea de un modo más o menos decente, su juego largo casi siempre le va a llevar muy arriba en las clasificaciones.
«Siempre trato de jugar a hacer las menos posibles, pero está claro que viniendo el agua que dicen que va a venir el fin de semana, lo piensas y es mejor llevar ya este resultado por lo que pueda pasar», explica.
Así, sin hacer demasiado ruido, apareciendo sin dejarse ver como si fuera un francotirador camuflado, el catalán todavía aspira a cerrar su mejor temporada como profesional, a ser posible cerrando el ejercicio en la Final de Dubai.