“No hubiese necesitado jugar mejor al golf de tee a green para hacer hoy un 65, incluso un 64”, explica Pablo Larrazábal (-9) justo después de firmar una tarjeta de 68 golpes, libre de bogeys, en la tercera jornada del Abu Dhabi HSBC Championship, para quedarse finalmente a cuatro golpes de la cabeza, a falta de una ronda decisiva.
Y no es un brindis al sol. Tampoco hay un ápice de exageración en sus palabras ni en sus sensaciones. Puestos a afinar el análisis, y sobre todo teniendo en cuenta lo bueno que suele ser el barcelonés con los wedges, la única pega que quizá podría ponerse es no haberla dejado un poco más cerca con estos palos en las manos. Pero, vaya, ni por esas. La realidad sigue siendo que Larrazábal está desplegando un golf excelente esta semana en el emirato y que, efectivamente, hoy bien podía haber entregado al menos un 65 por el mismo precio.
“Está ahí, sigo pensando que tenemos en la bolsa una vuelta muy baja esta semana. A mi me gusta la fiesta, así que vamos a ver a cuánto salgo de los líderes y qué es lo que se puede hacer mañana”, dice el español.
No es nada sencillo. El recorrido del Yas Links, sus greenes tan movidos y banderas tan picantes, no lo ponen fácil. Esta semana se cuentan con los dedos de las dos manos los registros de 64 y 65 golpes. Ha habido ocho en total. Luke Donald firmaba un 64 el jueves y Harrington y Syme lo han hecho el sábado. Además, Migliozzi y Scrivener entregaban un 65 el jueves, Perez y Bjork lo hacían el viernes y Forrest lo ha hecho hoy, sábado. En este reducido club aspira a entrar Larrazábal el día de la verdad, el domingo. Si es así todavía podría poner un resultado ‘gracioso’ en la casa club que metiera presión a los últimos partidos (mañana sale a jugar justo una hora antes que el partido estelar).
Visto desde fuera no parece ninguna quimera. Le está pegando muy bien al drive, y a los hierros medios y largos. Con mucha intención. Hoy cazaba hasta 16 greenes en regulación, poniendo la bola donde quería de un modo casi sistemático, dejándose los putts cuesta arriba normalmente y hasta siendo agresivo cuando las banderas daban algún respiro o le cuadraban los números al milímetro. Ni siquiera puede decirse que haya pateado mal, a pesar de haber embocado sólo dos puritos en 54 hoyos, desde estas distancias que dan y quitan victorias, cuatro, cinco, seis metritos… “Hoy han sido muchos los putts que han limado literalmente los bordes”, señala el jugador.
En el peor de los casos ya se lleva un botín que hay que saber apreciar. Él afortunadamente, suele hacerlo. “Me lo estoy pasando genial, es que es una gozada eso de ver el tiro, ponerte, pegarla y, venga, a por el siguiente”, remata Pablo.
No difiere demasiado el análisis que pueda hacerse del juego y las opciones de Adrián Otaegui (-8), que hoy ha firmado un 67 y que mañana sale a cinco de los líderes. El vasco, que viene de menos a más en este torneo y se está hartando de cazar greenes en regulación, tampoco se ha dado muchos alivios en los greenes, o dicho de otro modo, tampoco ha enchufado puros, si bien hoy embocaba desde fuera en el hoyo 11 para hacer eagle desde más de treinta metros. Un señor bonus.
Pablo y Adrián tienen a tiro el top 50 mundial, como actuales números 77 y 73 del mundo, respectivamente, lo que no es ninguna tontería con el Masters de Augusta allá en el horizonte y sabiendo que a ambos sólo les falta por disputar este ‘major’… El problema es que necesitarían ganar este primer torneo del año de las Rolex Series. En fin, que el asunto está más que complicado, pero tampoco es obligatorio hacer todo el trabajo esta semana y mañana, más allá del cuento de la lechera, hay todavía mucho que hacer y sumar. En este sentido hay que meter en el mismo saco a los Rafa Cabrera Bello (-7) y Santi Tarrio (-7), que hoy ganaban al campo por la mínima y se han movido menos en la tabla. Nacho Elvira (-1), por su parte, caía en las redes del Yas Links y firmaba una tarjeta de 76 golpes.
