Alejandro Cañizares defiende título esta semana en Marruecos. Hace un año su presencia en el Hassan II pudo haber sido meramente testimonial, si se hubieran cumplido los presagios que el propio jugador llevó hasta Agadir. Pero quince minutos en el campo de prácticas del Palacio Real el martes le abrieron las puertas del cielo…
En ese cuarto de hora su entrenador (Mike Walker, asistente de Peter Cowen) le dijo que estaba demasiado sentado sobre la bola y que por ello no movía bien el tren inferior. Tras la pequeña corrección todo cambió y Cañi estuvo dos horas y media más pegando bolas tratando de afianzar esas magníficas sensaciones. Acto seguido se marchó al putting green y allí completó la faena mágica de trabajo corrigiendo otro pequeño detalle: Phil Kenyon, entrenador de putt, le aconsejó que subiera un poco las manos… Estos son, por supuesto, los misterios del golf.
El caso es que el jueves, jugando por la tarde y en condiciones ventosas, entregaba una tarjeta galáctica de 62 golpes. Ya nadie le bajaría del burro y del liderato hasta el final.
Doce meses después el panorama es bien distinto. Alejandro llega muy sereno y fresco después de un mes largo sin competir. Ciertamente, durante este periodo ha vuelto a sufrir alguna recaída en sus molestias en las espalda, pero a día de hoy llega en perfectas condiciones. «Entre el gimnasio y los entrenamientos he tenido un par de pequeñas recaídas. Por eso no he podido entrenar todo lo que me hubiera gustado. No he podido y tampoco he querido, para no arriesgar. Pero el caso es que ahora mismo estoy muy bien, muy tranquilo y fresco. De todas maneras, quiero verme y vamos a ir paso a paso, con paciencia», señaló el campeón defensor a Ten-Golf.
El jugador español matiza aún más su estado de forma. «No quiero que parezca que estoy mal, de hecho he estado trabajando en el gimnasio y me he estado moviendo con médicos para buscar las mejores soluciones«, apunta.
