A un lado del Atlántico los estadounidenses han mostrado al mundo en la Presidents Cup la talla de equipo que pueden llegar a formar, que están formando, con la inclusión de ‘chavalines’ como Justin Thomas o Daniel Berger, los dos nacidos en el año 93, igual que otro ‘veterano’ como Jordan Spieth. Todo ello con la Ryder en el punto de mira, porque la Presidents, qué quieren que les diga, no deja de ser un aperitivo festivo para los de las barras y estrellas, a pesar del apabullante tonelaje de talento del equipo Internacional.
Al otro lado del océano, y sin que seguramente valga todavía la comparación con las trayectorias y el palmarés de cada cual en la mano, Europa se ha atrevido a dar una pequeña réplica con la incontestable victoria de Paul Dunne (-20) en el British Masters, el joven irlandés nacido en el año 92 que también debe ser protagonista de la paulatina e inexorable renovación en la Ryder, siguiendo los pasos de Jon Rahm o los belgas Pieters y Detry…
De momento, y en lo que se refiere a la renovadora juventud, exuberante, exitosa y ganadora, el equipo estadounidense lleva dos cuerpos de ventaja, puede que tres o cuatro, pero ya se verá a la hora de la verdad quién se lleva el gato al agua. En la Vieja Europa, desde luego, nos gustan los tipos como Dunne, sobrios y serios.
El irlandés ha dado esta semana el salto de calidad. Porque ha ganado, claro. Y también por haberlo hecho firmando el mejor resultado del día en la ronda definitiva (menudo 61 el suyo) y viniendo en el partido estelar, que siempre encorseta un poco más. Y por haber cerrado el triunfo con un temple admirable cuando era el renacido Rory McIlroy (-17) quien de verdad apretaba. El dinosaurio Robert Karlsson (-16), líder al inicio de la jornada, replicaba con entereza y saber estar, pero los dos irlandeses marchaban hoy en otra dimensión. Nada que objetar al oficio del veterano sueco.
En la Vieja Europa (y en todos lados…) gustan estos jugadores que patean como patea Dunne y que tienen su juego alrededor de green. Buenos competidores, correosos, y por tanto tremendamente peligrosos en match play. En el Viejo Continente, con Dunne o con quien sea, la trinchera será más profunda y puñetera, y la resistencia heroica. Al tiempo.
El objetivo de Nacho Elvira (-11) es ahora mismo el de meterse por segundo año consecutivo en la Final de Dubai. Jornadas como la de hoy en el Close House Golf Club de Newcastle, cuatro menos y undécimo puesto final, le van a ayudar. El cántabro no nació en el 92 o en el 93, ni pertenece a una generación rabiosamente espléndida, tiene 30 años y su carrera ha marchado por otros cauces, pero también está legitimado para soñar con la Ryder de París 2018. De momento, para ir sacando más conclusiones, vamos a ver si es capaz de luchar algún domingo por el triunfo de aquí a final de temporada, porque todo apunta a que así será.
