Andrés Iniesta llegó a Barcelona procedente de Albacete a los trece años. Primero conoció La Masía y lo siguiente fue buscar colegio…
Ingresó en el Luis Vives de la ciudad condal. El destino quiso que su compañero de pupitre fuera ‘un tal’ Pablo Larrazábal.
El español mejor colocado para ganar el Open de España estudió codo con codo con Iniesta durante tres años y, por supuesto, en el recreo jugaban juntos al fútbol. El internacional de ‘La Roja’ ya entonces era una auténtica pasada con el balón en los pies. También era un chico aplicado para los estudios. “Él era el buen estudiante y yo el malo. Sacaba muy buenas notas y nunca dejaba que me copiara de él. Siempre me decía: que no me copies…”, explica Larrazábal con una carcajada. Aquel recreo tenía un nivel futbolístico extraordinario. No en vano, además de Iniesta, también estaban allí, en un curso más alto, Víctor Valdés y Pepe Reina. Nivelazo. Tres campeones del mundo.
El fútbol es la gran pasión de Pablo Larrazábal. Barcelonista confeso asegura que su vestimenta mañana será un guiño al Barça. De pequeño pasaba más tiempo pegando patadas al balón que con un palo en las manos, sin embargo siempre le encantó el golf. Hasta el punto de agarrarse un rebote importante cuando su madre planteó la posibilidad de quitarle las clases de golf.
Larrazábal es ambidiestro desde niño. Escribía indistintamente con la mano izquierda y con la derecha. Así las cosas, aunque su mano dominante es la derecha, no tiene ningún problema en hacer el swing a zurdas. Se trata de un recurso que puede ser muy útil durante una vuelta para un golfista. Sea como fuere, mejor que mañana no tenga que demostrarlo.
