– Eddie Pepperell, colíder durante buena parte de la primera jornada del Portugal Open, hasta que el australiano Herbert puso por la tarde un 63 en todo lo alto, nunca deja indiferente. Ni dentro del campo, con ese juego efervescente, por momentos irregular y tantas veces brillante, ni tampoco fuera de él, activista en las redes sociales y siempre dispuesto a mojarse con los temas más variopintos. El inglés hoy ha vuelto a sorprender al confesar que esta noche, la del jueves al viernes, iba a salir con toda seguridad a testar el ambiente vespertino y (seguramente) nocturno de Vilamoura: “esta semana el golf no es lo prioritario, pues estoy de vacaciones y estoy aquí en primer lugar para tener algo de diversión y si luego puedo jugar muy bien, pues fantástico”.
Sergio se da, de momento, un notable alto
Se puede decir más alto, pero no más claro. Y el caso es que estas cosas pasan más veces de lo que parece: un jugador llega sin expectativas, sereno y relajado, y es capaz de sacarse un vueltón de 64 de la manga. Veremos, eso sí, hasta qué horas llega la fiesta y de qué manera termina, porque una cosa es jugar relajado y otra reventado…
Campillo le gana la batalla a las taquicardias
– Gonzalo Fernández Castaño no se ha librado hoy de una completa sesión de trabajo por la tarde. Al contrario de lo que hacen muchos jugadores, se marcha al apartamento a descansar después de jugar y vuelve horas más tarde al campo, cuando el calor ha bajado y hay más tranquilidad en la calle de prácticas. No está mal pensado… El caso es que a pesar de firmar un 67 no las tiene todas consigo con el juego largo después de coger sólo cuatro calles.
– En ocasiones ‘acusamos’ a los profesionales (sobre todo a los españoles) de mostrarse excesivamente pesimistas incluso después de haber jugado por debajo del par. De buscar las tonalidades obscuras de la ronda en lugar de fijarse más en la parte positiva. En esta ocasión, Alejandro Cañizares nos daba una lección a la inversa y hay que celebrarlo: “hoy he fallado sólo un golpe”, nos decía tras entregar su 67, más contento que unas castañuelas.
– Pep Anglés está trabajando de lo lindo tratando de ordenar el puzzle. “A veces parece que cuanto más trabajas das un paso para atrás”, nos dice con una sonrisa. Y es cierto, a veces es eso exactamente lo que parece. Pero a la hora de la verdad todos sabemos que el trabajo termina dando sus frutos y que no va a ser distinto en el caso de Anglés.
