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Entonces, ¿ha resultado ser un desastre de Open de España?

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– El diario Marca publicaba en su edición de hoy domingo un dato curioso:

la peor clasificación del mejor español en el Open de España databa del año 1997, cuando José María Olazábal terminó en undécima posición.

Evidentemente, la edición de este año ha superado este registro de dudoso honor, puesto que Sergio García y Nacho Elvira han terminado en duodécima posición.

¿Ha resultado por ello un desastre de torneo? Rotundamente, no. Tampoco el citado diario apuntaba el dato en esa dirección. No ha sido un desastre, porque entre otras cosas se ha recuperado El Saler para la causa, lo que siempre es una excelente noticia. Es un campazo y aporta una esencia especial. Un recorrido a la vieja usanza que preparado al límite se lo pone muy complicado a los mejores jugadores. El trabajo ímprobo de los greenkeepers de la Federación no llegó para dejar unos greenes perfectos, es cierto, ya que la climatología no acompañó como era de desear en las semanas previas. Pero no hay que exagerar: greenes duros y tensos… Sean siempre bienvenidos. Otra cosa es la irregularidad de algunas zonas, que desconcierta a la hora de patear. Pero en este punto también hay que recordar una verdad de perogrullo: estaba igual para todos.

Además, la jornada final ha sido realmente bella y emocionante, con un final inesperado y maratoniano. Si no hubo españoles luchando hasta el último minuto, qué se le va a hacer. La pasión por el golf debería pasar por encima de todas estas cosas, aunque a veces no sea fácil, de acuerdo.

– Felipe Aguilar se ha quedado con la miel en los labios y no ha podido ganar por segunda vez en el circuito europeo. No hay que ocultarlo: el chileno era quien más adeptos tenía entre los periodistas (y seguramente también entre los aficionados) una vez que comenzó el desempate a tres bandas. Él se gana sobradamente el afecto con su sempiterna sonrisa y una exquisita educación. Curiosamente, y al contrario de lo que suele decir la mayoría de los jugadores, a Felipe sí le gusta ir mirando las clasificaciones por el campo para saber exactamente dónde se encuentra y qué puede necesitar. Pero al llegar al hoyo 17 con un acumulado de cinco menos buscó la tablilla de resultados y allí no había. Así que ante la duda tiró luego un putt muy poco agresivo. Después, a toro pasado, se maldecía por ello.

– El Masters de Augusta en la semana previa del Open de España ha pasado una dura factura. Sergio García no ha terminado de encontrarse, aunque a cuatro hoyos del final tuviese aún opciones. Pero eso tiene más que ver con su talento que con otra cosa… Además, al castellonense se le ha visto por momentos con los nervios a flor de piel. Por ejemplo, a la hora de lidiar con quienes se olvidan de silenciar sus teléfonos móviles, que por desgracia han sido legión esta semana. Gonzalo Fernández Castaño aguantó hasta el viernes. De hecho, el jueves hizo un sublime esfuerzo de concentración que pudo verse (y casi tocarse) en el campo. Luego el globo fue perdiendo gas… Y Olazábal sufrió los desmanes caprichosos del jet-lag. De hecho, después de viajar desde Estados Unidos, se las arregló más o menos bien las primeras noches, pero la del jueves se la pasó enterita sin dormir, literalmente. Y el viernes se le hizo muy cuesta arriba.