El jarrón azul que acredita al ganador del Volvo World Match Play ya tiene dueño. Se trata de Graeme McDowell. El norirlandés ha derrotado en la final al bravo Thongchai Jaidee por 2 y 1.
Nadie lo mereció más hoy que G-Mac. Nadie lo mereció más ayer. Nadie lo mereció más esta semana. Y nadie lo ha merecido más en los últimos tres años. El nombre de Graeme McDowell inscrito en el trofeo de campeón de este Mundial Match Play no hace sino justicia hacia uno de los mejores jugadores del mundo en este formato durante el último lustro. Ahí lo tienes, G-Mac. Es tuyo.
Y Volvo, tan contento. Pese a las dudas que más de un aficionado transmitió sobre la idoneidad de jugar este torneo en Bulgaria, dudas más que razonables por otra parte, lo cierto es que el final no ha podido ser mejor para la marca sueca. Gana McDowell, el mejor jugador del ránking mundial presente en el campeonato (8º), el héroe de la Ryder Cup de Gales, un jugador al que siempre se ha identificado y siempre se le identificará con el match play. Volvo se puede dar con un canto en los dientes. Ojo a los tres últimos ganadores: McDowell, Colsaerts y Poulter.
G-Mac se había merecido este trofeo por su trayectoria y por sus ganas de ganarlo. Fue quinto en 2011 y segundo el año pasado. Había cumplido con creces. No tenía ninguna necesidad de repetir presencia en el torneo. Pero volvió. Volvió para ganar y lo ha conseguido. Chapeau.
Y lo ha conseguido a su manera, mediante el método McDowell. Es decir, nunca me doy por vencido, tengo una fe ciega en mis posibilidades y como se te ocurra dejarme una puerta abierta, mucho cuidado porque me voy a colar. Así fue.
Empezó ganando Jaidee, con dos birdies en los primeros cuatro hoyos. Se puso 2 arriba. Situación nueva para McDowell, que en sus cinco partidos anteriores empezó dominando desde el principio. El norirlandés, no obstante, no perdió la paciencia. Sabía que tendría su oportunidad. Hizo su primer birdie en el hoyo 7 y se coloca a uno. Empató la contienda en el hoyo 12, par 5. Jaidee empezó a dudar. El tailandés falló en el hoyo 14 (bogey) y McDowell no dejó pasar la oportunidad. Olió la sangre y se tiró a por todo. Hizo birdie en el hoyo 15 y se puso 2 arriba. Ya no soltó la presa. Dos pares más y triunfo sin pisar el hoyo 18. Sólo lo ha jugado una vez en toda la semana, ante Bo Van Pelt en los octavos de final.
Una victoria en toda regla. Corre la cerveza ya en su restaurante de Lake Nona, en Florida. Y más aún corre en toda Irlanda del Norte.
