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Historia de un cortejo

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Pula Golf, sede del Iberdrola Open Cala Millor Mallorca que comienza mañana, abrió sus puertas en 1995. Ninguno de los 18 hoyos primitivos subsisten como tales en la actualidad. Ninguno. Si acaso, el hoyo 1, pero más por el trazado que por el diseño, hoy muy distinto. Entre medias, un bonito y largo camino de espinas y rosas…

En 1997 Pula acogió un Skins Game con cuatro protagonistas: José María Olazábal, Bernhard Langer, Mark McNulty y Carl Suneson. Al finalizar, el propietario y presidente de Pula, Romeo Sala, quería que Olazábal  le hiciese una somera valoración de las condiciones del campo. Ahí Chema sacó todo su ingenio y entre bromas y veras le espetó algo asi como: «Romeo, os habéis portado de maravilla, ha sido un placer estar aquí, nos habéis cuidado…». Y añadía entre risas: » pero ¿tú ves mi cara? Pues mírala bien, porque me parece que nunca más la vas a ver por aquí…».

Ayer, sin embargo, 13 años y unos días después de aquello, y después de que Chema  recorriera Pula junto a Sala en un buggy, el jugador vasco nos decía: «le pongo un notable alto. Todavía faltan algunas cosas y las estamos viendo, pero el campo está magnífico. Es sin duda el mejor Pula que vamos a ver en torneo de alta competición».

Para Olazábal ha sido un reto, más que otra cosa. Después de aquel Skns del 97, Sala inició su particular cortejo. Y fue a la carga una y otra vez. Se le había metido entre ceja y ceja que fuese Chema quien le cambiara la cara y las entrañas a su campo.

Y este recorrido mallorquín es, desde luego, una auténtica maravilla tras la paulatina remodelación. Es, entre otras cosas, un paradigma del campo técnico, que no necesita metraje faraónico para ser competitivo. «Es ley de vida que los campos sean cada vez más largos. Pero, en efecto, no es imprescindible para hacerlos atractivos y competitivos. En Estados Unidos todavía se juegan campos como Colonial o Harbour Town, donde prima la técnica. Pula también es uno de ellos, un campo donde a lo mejor los profesionales sólo tienen que coger siete veces el driver»,nos explica Olazábal.

Sin duda, una de las características de este tipo de recorridos son sus greenes, muy movidos: cada green contiene en sí mismo varios mini-greenes: dependiendo de la situación de la bandera, hay que tirar con enorme precisión para quedarte en la plataforma correcta, de otro modo se cierne sobre ti automáticamente el peligro de los tres putts… Ni que deciir tiene que al español le gustan este tipo de campos: muy técnicos y con greenes de vértigo.

Ayer, Chema sacó el bisturí en su largo paseo. Las indicaciones que daba podían ser profundas o meros detalles. Los dos grandes cambios que aún se pretenden hacer se refieren a la caída del drive de los hoyos 10 y 16, fundamentalmente la del 10, construyendo una plataforma más plana para premiar los buenos golpes desde el tee , y el green del hoyo 13, que mutaría ligeramente su posición. Por cierto, a lo largo y ancho del ‘paseo’, va saludando a compañeros y amigos: Peter Baker, Canonica, Carlos del Moral…

Al margen de estas modificaciones más profundas, las indicaciones del de Hondarribia eran de todo tipo. Algunas al detalle: «aquí el rough debería estar un poquito más alto…». «Allí, habría que rebajar un poco aquella lomita para que el jugador, desde el tee, tenga una mejor visión de la caída de la calle…»

Como buen diseñador forjado en cada yarda de cada uno de los cientos de campos que ha jugado, la máxima del dos veces ganador del Masters en sus puntualizaciones a Sala se resumen asi:  lo importante es el equilibrio de la ecuación premio-riesgo-penalidad. Los golpes malos, las escapadas, las pifias deben penalizar; el riesgo asumido de un golpe complicado debe tener premio si el golpe es bueno. Sencillo de decir, ¿verdad? Sin embargo, a la hora de diseñar, mover tierra y construir, no siempre lo es de hacer.

Por último, un postrero consejo de Olazábal a sus colegas que van a jugar esta semana en Pula el Iberdrola Open Cala Millor Mallorca, aunque más que consejo es un aviso: «Si llegas al hoyo 8 y no vas dos abajo… Pues ya puedes estar seguro de que vas a sufrir para  ganarle al campo».