El Open de Sicilia parece dispuesto a rendir un involuntario homenaje a su legendario y milenario titán, el Etna. Porque el torneo, una vez realizado el corte, se ha convertido en lo más parecido a un volcán con la erupción a punto de caramelo…
No es exagerado afirmar que en estos momentos cualquiera de los 65 jugadores que han pasado el corte tienen opciones reales de alzarse con la victoria el domingo por la tarde. Sólo cinco golpes separan al nutrido grupo de líderes (los mismos seis que ocupaban ese puesto tras el turno matutino: Lynn, Edberg, Wakefield, Peter Lawrie y Lafeber, todos con -8) de los últimos en pasar un corte exigente que se fue justo a -3.
Por momentos, han llegado a juntarse hasta once jugadores en el liderato, sin que ninguno pudiera superar siquiera un ratito semejante registro de ocho menos. Después, según avanzaba el turno de tarde, la brisa marina se fue soltando el pelo, hasta el punto de complicar notablemente el escenario a los últimos partidos. Matteo Manassero (PAR), por ejemplo, ha sido uno de los grandes damnificados.
Casi cerrando el campo venía precisamente Álvaro Velasco (-3), que había pasado por los primeros nueve rozando el liderato, a un golpe, y terminaba casi pidiendo la hora y metiéndose, eso sí, en el fin de semana. El barcelonés ha sufrido las peores condiciones, pero ahí está.
Jordi García (-4) también ha superado con nota la prueba, jugando asimismo en el turno vespertino. El joven castellonense ha sufrido hoy de lo lindo en los greenes. Lo dicho: con 36 hoyos por delante ambos todavía pueden dar mucha guerra. Se unen a Lara y Del Moral, que ya habían sacado por la mañana su billete para el ‘weekend’.
Nacho Garrido (-2), por contra, se quedaba fuera del peor modo: tripateando en el último hoyo, el 18. Una bandera la de este 18 que ha causado estragos, permitiendo hoy tan solo tres birdies, por los 61 bogeys que se ha cobrado y otros 6 dobles bogeys.
Por cierto, dos de esos tres birdies los han conseguido Carlos del Moral y Agustín Domingo. La Armada siempre deja su sello… El otro lo hizo Pelle Edberg, todos en el turno de mañana. Por la tarde era sencillamente imposible.
