Ross Fisher (-18) ha ganado con solvencia el 3 Irish Open. Con la levedad de los grandes campeones. Sin apuros, a pesar de los ataques que recibía de los partidos de delante, sin aprietos, con excelencia…
El inglés ha encabezado finalmente el torneo de los grandes retornos a la buena senda, si podemos decirlo así. Tres grandes retornos, concretamente, que coinciden con los tres primeros puestos.
1. El primero de ellos es el suyo, por supuesto. Porque Fisher había perdido el camino de la victoria justo el año en el que se esperaba con impaciencia su explosión bestial. Esa que anunciaba (que anuncia) la magnitud de su juego. Porque muchas veces da la sensación de ir sobrado, en el mejor sentido de la expresión. Esta semana estrenaba caddie y no ha podido irle mejor, obteniendo su cuarto triunfo en los cuatro últimos años, a uno por temporada.
Fisher se mete ahora mismo en el equipo de la Ryder, y Montgomerie seguro que se acuerda, risueño, de esa serie de diez birdies en doce hoyos que firmaba el inglés el viernes. Y de los 18 greenes cazados ese mismo día…
Seguro que tampoco olvida la madurez que ha mostrado hoy, cuando de inicio se le complicaban las cosas: Green y Harrington se echaban encima del inglés en los primeros hoyos a base de birdies, coincidiendo con un bogey de Fisher en el hoyo 3. Pero esta vez no hubo lugar a las dudas y las vacilaciones. El día era largo, como todos los domingos, y había tiempo de poner las cosas en su sitio…
2. Padraig Harrington (-16) está de vuelta. Y de nuevo a las puertas del mes de agosto, como ya ocurriera en 2009. Y está de vuelta mostrando toda su esencia: no hay error que le saque de quicio, no hay desaguisado del que no pueda salir con el menor daño matemáticamente posible. Este irlandés, en efecto, no se rinde. Y mucho menos en su torneo.
Hoy ha firmado un 64 porque no se ha metido en tantos problemas de tee a green. Pero es que ha finalizado el torneo con unos números de 'expediente X' en las recuperaciones: 19 de 22. Cualquier otro, en su situación, quizá no hubiera llegado ni a un puesto entre los veinte primeros esta semana. Y él todavía embocaba el eagle en el hoyo 16 para ponerle una última chinita en el camino a Fisher. También él apunta al equipo de la Ryder. Y Monty, claro, se frota las manos…
3. Gonzalo Fernández Castaño (-14) ha dado en Irlanda un salto de gigante. Es posible, incluso, que se haya ganado un puesto en el PGA de dentro de dos semanas, si esta tercera posición conquistada en Killarney le mete entre los cien primeros del mundo (por ahí va a andar la cosa…).
Lo más importante, en todo caso, es que ha dejado de sudar sangre cada vez que su caddie le tiende el putter… Como ya se ha dicho esta semana, ha modificado el 'stance' en los greenes, con los pies muy juntos. Y le ha ido fenomenal. Se le ha visto menos agarrotado, con más ritmo, liberado, sereno… Sobre todo nos quedamos con el ritmo: el palo pasaba. Porque ese juego sólido y hasta atrevido de tee a green ya nos lo había enseñado este mismo año en numerosas ocasiones, pero las dudas en los greenes terminaban también por afectar al resto de las parcelas. Hasta el punto de llegar a colapsarlo. "Estoy perdido", nos confesaba en St. Andrews, lacónico y casi desesperado… Bien, pues parece que el trabajo de las dos últimas semanas ha cuadrado unas cuantas piezas del puzzle.
El madrileño recupera ese pulso de ganador, de gran campeón, a pesar de no haber vencido en Irlanda con una buena vuelta final de 67 golpes. Hoy Fisher (65) y Harrington (64) no daban ni la hora… Gonzalo se mete entre los sesenta primeros de la Race to Dubai, su hábitat natural en el circuito. Y seguramente afronta este largo final de temporada con otra motivación, con mayor ambición…
