Jon Rahm (-15) ha dado un paso de gigante en el titánico esfuerzo de cumplir el doble objetivo que traía de ganar la millonaria Final de Dubai (tres millones de dólares para el ganador), así como el ranking del circuito europeo, la Race to Dubai, con el consiguiente bonus de dos millones más, que son los que se lleva el vencedor. Cinco millones en el aire, pero bien enfocados y a tiro, al alcance de su mano por obra y gracia de la talla de espléndido competidor que gasta. Porque jugar al golf, juega de maravilla, pero es que compite aún mejor.
VÍDEO | Rahm provoca otra estampida en Dubai con un chip prodigioso
Hoy firmaba una tarjeta de 66 golpes, el segundo mejor registro del día, para cazar en la cabeza del torneo a Mike Lorenzo Vera (-15) y pasar a depender de sí mismo en la lucha por la Race, puesto que Bernd Wiesberger (-2) definitivamente se ha despeñado en la tabla y es imposible que pueda llegar hasta la segunda plaza que le aseguraba el galardón. Ahora el austriaco depende sobre todo de dos jugadores. Un es Lorenzo Vera y el otro Rory McIlroy (-13), que cierra el trío de principales candidatos a ganar mañana el torneo. Si ambos, por ejemplo, se colaran por delante de Jon en la clasificación, la Race sería de Wiesberger. Tampoco puede descartarse que Tommy Fleetwood (-11) entre de nuevo en escena, en cuyo caso los escenarios se multiplican. El inglés ha sufrido hoy más de la cuenta, ha estado demasiado irregular, pero se las ha arreglado, como hacen los buenos, para dejarse todavía a tiro el trofeo. Y no olvidemos lo que hizo hace una semana en tierra de leones y elefantes…
Declaraciones | Lo rápido que Jon malacostumbra al personal…
Volvamos a Rahm. La cuestión capital en esta impagable encrucijada, la verdadera cuestión que describe la naturaleza del jugador de Barrika, que se dice pronto y fácil, es esta: Jon, antes de comenzar el torneo, verdaderamente creía al ciento veinte por ciento en sus posibilidades, en que estos dos objetivos estaban al alcance de su mano. Una cosa es decirlo, seguirnos a todos el juego de las cuentas que se van haciendo, y otra muy distinta creérselo con total naturalidad. En este sentido, al vasco hay que ponerlo en el mismo redil que Tiger, el de aquellos cuyas cuentas previas se reducen a este sencillo axioma: si tal o cual meta es empíricamente posible, entonces es que está al alcance de la mano.
Sergio estuvo más cerca de lo que parece de cumplir la premonición
La fe del español en sí mismo mueve montañas. Eso, y el balanceo agresivo de su driver. Y el de su putter. Y, ya puestos, el de esos wedges afilados que tanto daño hacen ahora a greenes y banderas desde distancias incompletas de puro ‘feeling’, un arma de destrucción masiva (mucho más para un gran pegador) que tiempo atrás no tenía tan afinada. Si además es capaz de sacar regularmente a pasear esas manitas que tiene, como hoy en el green del 13, donde se apuntaba un birdie donde más bien había un bogey, embocando un aprochito delicadísimo…
La venganza del ‘miliki’ se sirve en plato frío
No queda más remedio que concederle toda la credibilidad a Mike Lorenzo Vera, que para eso se ha trabajado como nadie una plaza en el partido estelar del domingo. Pero es evidente también que el cerco se ha estrechado y que en la hora de la verdad los galones tienen mucho que decir. Rory tiene galones para aburrir y Jon ya reúne también unos cuantos. Entre estos tres hombres y un cuarto en discordia como Fleetwood, que ya sabemos cómo es capaz de moverse en domingos de caza, debe andar el ganador. Y en tesitura tan absolutamente estresante, sólo uno de ellos es ahora mismo colíder del torneo y líder de la Race. Queda lo más complicado, pero también va siendo hora de que Seve, último y único ganador español del ranking europeo, ceda el testigo a tan digno heredero.
