Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Un jugador TOTAL, rumbo a la leyenda
VICTORIA DE JON RAHM EN EL DP WORLD TOUR CHAMPIONSHIP

Un jugador TOTAL, rumbo a la leyenda

Compartir
Jon Rahm, ganador del DP World Tour Championship. © Golffile | Eoin Clarke
Jon Rahm, ganador del DP World Tour Championship. © Golffile | Eoin Clarke

Jon Rahm (-20) ha ganado el DP World Tour Championship, la gran Final del circuito europeo. Lo ha hecho tras completar otro maravilloso paseo por el borde del abismo (sólo cinco calles cogidas en la ronda definitiva), para terminar firmando un poderoso 67 en el Earth course del Jumeirah Golf Estates y acabar los 72 hoyos con dos golpes de ventaja sobre Alex Noren (-18) y Tyrrell Hatton (-18).

Son ya tres triunfos en cuatro participaciones en esta cita. Setenta y cinco por ciento de conversión victoriosa, una verdadera marcianada cuando se trata de golf, el gran señor del azar y la volubilidad en el mundo del deporte. De acuerdo, lo ha vuelto a hacer en un campo con el que mantiene una relación de amor plenamente correspondida, pero siempre ante rivales de altísimo nivel que perfectamente pueden escapar a tu control y que, sin embargo, acaban rindiéndose cada año al empuje, la fiereza competitiva y la genialidad del morrosko de Barrika. Con 28 años recién cumplidos sigue haciendo su camino, al galope, derribando barreras, superando récords (sólo él atesora tres victorias en la final del circuito europeo), rumbo a la leyenda.

El triunfo de este año, además, lleva un sello absolutamente singular que eleva el éxito casi a la categoría de épico. Un sello demasiado especial como para no insistir en ello. Si los datos que edita el circuito europeo están bien, y desde luego no tienen por qué no estarlo, en la presente edición de esta final sólo tres jugadores han cogido menos calles que Jon Rahm (Li, Fox y Long), y ello ha ido a ocurrir justo el año en el que, sin lugar a dudas, más penalizaba el hecho de fallar la pista, con un rough de bermuda indiscutiblemente más denso y problemático que en cualquiera de las ediciones anteriores disputadas en el emirato, desde la primera de ellas en 2009. Ha ido a ocurrir en un campo, tampoco lo olvidemos, donde ni siquiera hace falta un rough lozano y fiero para complicarle la vida a cualquiera que no esté fino desde el tee. Cuando Jon ganó en 2019, por ejemplo, terminaba el torneo en octava posición en la estadística de acierto desde el tee.

Hoy, como toda la semana, ha vuelto a flaquear con el driver en la mano, normalmente uno de los grandes pilares de su juego (sólo ha cogido 25 de 56 calles en las cuatro jornadas). Fallaba la calle del 1. Pero sacaba un birdie que no existía, gracias a un segundo tiro audaz y a un gran putt. Fallaba la del 2, primer par 5 del recorrido dubaití. Y birdie. Fallaba la del 5, también la del 7, segundo par cinco donde a punto estaba de hacer un eagle, aliado esta vez con la suerte, es cierto, porque su bola salía de un bunker como casi nunca suelen hacerlo después del segundo tiro, pero también con una pizca de mala fortuna, puesto que aún no se entiende bien como esa bola se negaba a entrar para eagle, pateando desde el collarín. Erraba por mucho la calle del 9. Y la del 10. Y la del 12. Y la del 14…

Se las arreglaba para ir salvando pares, para llevar las bolas a green de mejor o peor manera. Y para mantenerse siempre en lo alto de la tabla, resguardado en un arranque eléctrico (tres birdies para comenzar la vuelta) de los ataques de Noren o Hatton y aliviado también por el mal día de Matt Fitzpatrick (-13), su compañero de partido, irregularmente errático de principio a fin.

Jon se las arreglaba, en definitiva, para ir también haciendo los birdies que necesitaba, como ese del hoyo 13, embocando un putt de casi diez metros justo en el pistoletazo de salida del último tercio de la vuelta, donde el margen de error ya casi no existe y los aciertos valen doble. Para rematar el día, el triunfo y la agitada semana, Jon fallaba también la calle del 18, pero terminaba tirando un putt de birdie de apenas dos metros y medio.

Jon Rahm es un jugador TOTAL, tan poderoso como genial, capaz de equilibrar o compensar sobre la marcha las deficiencias que amenacen puntualmente su innegociable compromiso con el triunfo. Pensemos en un dato estremecedor, teniendo en cuenta las condiciones del campo, aliadas con su ‘problemilla’ desde el tee: Jon ha sido el jugador que menos bogeys ha hecho de todos los presentes, sólo cuatro, por delante de Alex Noren (5), siendo el sueco a su vez uno de los mejores desde el tee (11º).

No ha tenido que ser nada sencillo para el español afrontar la semana con tal ‘cojera’, pero no sólo por los problemas concretos que le ha planteado cada error desde el tee, cada escapada, sino sobre todo por la mella que ello supone en la confianza de un jugador que normalmente es tan fiable con el driver en las manos. Pero su vigor competitivo es inmenso. Si no puede ser por una senda, tendrá que ser por otra…

La senda de los wedges certeros y pulcramente controlados, entre otras. Y en este sentido hay que señalar que si consigue mantener en el tiempo la consistencia mostrada con estos palos en el último tercio del año, el destino de Jon a medio plazo no puede ser otro que, de nuevo, el de Número Uno del mundo. La senda de los hierrazos (¿cuántos birdies dados o casi dados ha producido esta semana?) y, claro, la senda del putt de seda, que tanto le ha costado encontrar y seguir en 2022.

Todavía lo veremos próximamente en el torneo de Tiger, donde tendrá la oportunidad de reunir un soberano póker de triunfos en la temporada. Sólo los que cabalgan al galope, rumbo a la leyenda, tienen la capacidad de rendir de semejante modo en su ‘año malo’. Dichosos malos años.

Resultados finales del DP World Tour Championship