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La vibrante galopada de Álvaro y Rafa se queda a dos golpes del ganador, Andrea Pavan

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Andrea Pavan, campeón defensor esta semana, posa con el trofeo de ganador del BMW International Open. © Golffile | Thos Caffrey
Andrea Pavan, campeón defensor esta semana, posa con el trofeo de ganador del BMW International Open. © Golffile | Thos Caffrey

Andrea Pavan (-15) ha ganado el BMW International Open al imponerse a Matthew Fitzpatrick (-15) con un birdie en el segundo hoyo de desempate. El italiano, que partía a cuatro golpes de la cabeza al inicio del día, se metía en el play off con una gran vuelta de 66 golpes, superando y sorprendiendo a los candidatos que venían en los tres últimos partidos. Pavan celebra su segundo triunfo en el European Tour, ambos obtenidos en menos de un año, lo que confirma su madurez competitiva y lo sitúa a las puertas de esa dimensión que todo golfista profesional anhela, la de las grandes citas, donde hasta la fecha no ha sido un asiduo. Y no será por falta de condiciones, pero cada cual encuentra la senda a su tiempo y hora y él, al fin y al cabo, todavía es un ‘pipiolo’ de 30 años recién cumplidos.

El mismo resultado de 66 golpes entregaban Rafa Cabrera Bello (-13) y Álvaro Quirós (-13), que han acabado terceros, remontando trece posiciones en la tabla, y que han protagonizado una bella y consistente carga a lo largo de toda la jornada en busca de un imposible, jugando juntos, codo con codo, empujando y contagiándose el uno al otro en una ronda eléctrica en la que parecían ir perfectamente sincronizados, pues su resultado a mejor bola habría sido de -12, una auténtica barbaridad…

A Cabrera Bello y Quirós sólo les queda la carta de la épica

Vibrante, de entrada, era la galopada fulgurante de Rafa, que abría con birdie en el 1, que hacía eagle en el 6 y que pasaba por el meridiano de la ronda con un parcial de seis menos, encaramado ya en ese momento a lo alto de la clasificación y mirando a los líderes a la cara. Sin embargo, un bogey inoportuno en el hoyo 11, par 5, frenaba en seco la meteórica progresión del canario, que en todo caso nada debe reprocharse, pues fue decidido a buscar el eagle desde el centro de la calle y su disparo, con una línea dos metros más a la derecha de lo deseado, terminaba en el agua.

Rafa Cabrera Bello esta semana en el Golfclub München Eichenried. © Golffile | Thos Caffrey
Rafa Cabrera Bello esta semana en el Golfclub München Eichenried. © Golffile | Thos Caffrey

Dos bogeys se ha apuntado cada uno de los españoles en la última ronda, justo los que les han impedido luchar por el título. Pero, claro, esta regla de tres no funciona así: el error es el pan nuestro de cada día en el deporte de élite, mucho más en golf, donde el azar cobra un protagonismo incomparable al de otras actividades. La mejor prueba de ello es lo ocurrido en el primer hoyo de desempate: Fitzpatrick erraba con la madera 3 el segundo tiro (el play off se disputaba en el 18, par 5) y su bola se iba irremisiblemente al agua. No existía ni el menor atisbo de duda al respecto: esa bola sólo podía acabar en el agua. Y sin embargo, picaba a un palmo del obstáculo y ahí se quedaba, incrustada en una hierba muy húmeda, a causa de un señor chaparrón que el cielo bávaro acababa de descargar…

Pues eso, a lo que íbamos: que no se le puede exigir a nadie una vuelta libre de bogeys, aunque de tanto en tanto se den. Hoy, por ejemplo, se han contabilizado sólo tres en el Golfclub München Eichenried y una de ellas, qué curioso, ha sido la del ganador, Andrea Pavan.

Álvaro Quirós esta semana en el BMW Internatioal Open. © Golffile | Thos Caffrey
Álvaro Quirós esta semana en el BMW Internatioal Open. © Golffile | Thos Caffrey

Quirós, por su parte, comenzaba a carburar a pleno rendimiento un poco más tarde, pero saliendo del hoyo 12 su parcial ya era de cuatro menos y, además, producía un gran final, con eagle en el par 4 corto del hoyo 16 y birdie en el 18, donde también pateaba para eagle. Analizando los picos altos y bajos de su semana, mucho más estables que en otras ocasiones, así como la complicada situación que tuvo que lidiar el jueves (aquel intimidante y estresante dolor agudo en la muñeca izquierda, con pruebas médicas incluidas), no es descabellado concluir que este torneo puede marcar un antes y un después en su temporada.

Rafa, que no terminaba de rematar una semana redonda o de enganchar un top ten desde hace unos meses, se sube de nuevo al carro en un momento crucial de la temporada. Y Álvaro, de momento, se ha asegurado ya de modo oficioso los derechos de juego para 2020, lo que no es poca cosa en su caso, tan mal como lo ha pasado en el campo durante buena parte del último lustro.

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