Miguel Ángel Jiménez no ha tenido un momento de relajación en Portugal. Se ha mostrado inquieto casi toda la semana. Torciendo el gesto en el campo de prácticas. Algo no iba bien. O no todo lo bien que debiera.
El malagueño había pegado a la bola de un modo casi sobresaliente justo la semana anterior, en Saint Nom La Breteche, durante el Seve Trophy, pero también les ocurre a los profesionales que de repente se les resfría el swing. Un desajuste casi imperceptible, quizá, pero suficiente para volverte loco. Por eso, se le ha visto más de lo habitual junto a Jamie Gough, el entrenador que de vez en cuando le mira el swing, su particular ‘taller de chapa y pintura’.
El jueves, durante la primera vuelta, Jiménez no anduvo cómodo en el campo. Hasta el punto de que hoy, viernes, Gough ha estado junto a Jiménez durante buena parte del calentamiento, y hasta un minuto antes de salir a jugar la segunda ronda. En unas horas se verá si han encontrado algo.
Gough es sudafricano y sólo aquí, en Portugal, tiene a un buen puñado de jugadores que pasan por sus manos y sus ojos: Anders Hansen, Kaleka, Noren, Havret, Drysdale, Sullivan…
