Matteo Manassero (-13) no está dispuesto a parar así como así. Lleva inercia cogida. Cuatro vueltas bajo par en Wentworth para ganar y dos más en el Bro Hof Slott Golf Club de Estocolmo para liderar también el Nordea Masters. Y qué dos vueltas: 66 golpes el jueves y 65 hoy viernes.
Sólo los dos 63 de Whiteford (-10) por la mañana y Mikko Ilonen (-11) por la tarde han impedido que el italiano no goce ya de una ventaja realmente impresionante después de 36 hoyos. Y va a ser muy interesante comprobar mañana su actitud saliendo en el partido estelar. ¿Será capaz de mantener este ritmo de locos? ¿Podrá mantener esa media de 25 putts por vuelta que exhibe a día de hoy en el recorrido escandinavo?
El estirón del ‘bambino’, y también la inspiración de Whiteford e Ilonen, por supuesto, han complicado mucho la vida al resto. No es habitual en los últimos tiempos que la diferencia entre el líder y la línea de corte sea de once golpes, como ahora mismo ocurre. La Armada, en todo caso, ha metido ocho unidades en el fin de semana, un porcentaje más que notable (comenzaron doce) y ha quedado suficientemente demostrado que a este campo se le puede hacer un resultado muy bajo. Han sido ocho y bien podían haber sido nueve, pero la reacción de Carlos del Moral (-1), con un buen 69 y una vuelta libre de bogeys, se ha quedado corta por un solo golpe. El valenciano sigue forjándose en la adversidad…
Pablo Larrazábal (-8) mantiene a la vista la estela del líder después de entregar hoy un 70. Buena reacción la suya, respondiendo con cuatro birdies al doble bogey del hoyo 11. A Larrazábal no se le puede poner ni un solo ‘pero’ y es fantástico que cada semana nos acostumbre a verlo salir el sábado en los últimos partidos.
Miguel Ángel Jiménez (-5) ha repetido poco más o menos la historia de hace una semana. A falta de siete hoyos para el final la línea del corte venía haciéndole cosquillas en el cogote, pero terminaba con cuatro birdies. Si su hoja de ruta no falla, ahora se pasará todo el fin de semana echando aún más leña al fuego…
También tiene un valor innegable el 68 de Jorge Campillo (-4), que llevaba dos meses sin pasar un corte y sin bajar de 72 golpes en una vuelta de competición. Se había metido en una dinámica que afecta mucho a la confianza, en uno de esos agujeros negros que esperan a los profesionales a la vuelta de la esquina. Esta noche dormirá a pierna suelta, que buena falta le hacía. Algo parecido podría decirse de Eduardo de la Riva (-3), que tampoco pasaba un corte desde Marruecos, aunque él ha podido jugar mucho menos. Y de Pablo Martín (-3), que necesita como el comer jugar cuatro vueltas para coger ritmo y sentirse vivo. De momento, ha sido capaz de sacarle partido a la invitación que recibía para jugar esta semana.
