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Más tiempo aprochando que durmiendo

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Gonzalo Fernández Castaño llegó ayer al mediodía a El Saler directamente desde Augusta. Un viaje de más de treinta horas.

Saludos de rigor a diesto y siniestro y derechito al campo de prácticas de juego corto del recorrido valenciano.

El jugador madrileño no está satisfecho con su toque alrededor de green en las últimas semanas. Lo perdió en el Valero Texas Open y tampoco brilló en Augusta. Así las cosas, lo primero que ha hecho ha sido ponerse a trabajar un buen rato con José Carlos Gutiérrez, el entrenador madrileño que compagina su preparación con el argentino Mariano Bartolomé.

Ha sido una revisión de conceptos generales exhaustiva. Especialmente, Gonzalo está luchando contra una bola que le sale blanda y hacia la izquierda y que acaba muriendo sin llegar a morder, fundamentalmente en los approachs cortos.

La sesión de trabajo, ligeramente interrumpida para atender a los medios, ha sido intensa. Más de una hora de machaque para refrescar movimientos. Curiosamente, Gonzalo puede decir que ayer estuvo más tiempo approchando que durmiendo. No en vano, en su eterno viaje de vuelta de Augusta apenas pudo dormir una hora.

– Carlos del Moral, como José Manuel Lara, juega en casa. Se conoce El Saler como la palma de su mano. Valenciano. No obstante, ahora mismo su preocupación principal no es el viento o las uñas de gato, sino su pie izquierdo. Una infección le está trayendo por la calle de la amargura. Si el torneo hubiera empezado el martes con toda seguridad no habría podido jugar. Ni siquiera ha conseguido salir a jugar una vuelta de prácticas y hoy no estará en el Pro-Am. Ayer al menos pudo dar algunas bolas y las sensaciones fueron buenas. No había dolor. Del Moral confía que con 24 horas más pueda estar prácticamente al ciento por ciento para jugar.

– Adrián Otaegui viene al Open de España después de ser tercero en una prueba del circuito de Francia para el que se sacó la tarjeta hace unas semanas. Sorprende el cambio físico experimentado por el jugador donostiarra. Ha perdido cuatro kilos y ha ganado una considerable masa muscular. Está más fino y más fuerte. Un poco al estilo de Matteo Manassero. Sea como fuere, Otaegui tiene claro que, aunque espera hacerlo bien esta semana, su circuito este año es el Challenge y ahí va a poner toda la carne en el asador.

– Miguel Ángel Jiménez es una de las estrellas de este Open de España. Ayer tardó más de media hora en cruzar el green de un lado a otro. Todo el mundo quiere preguntarle, quiere saber cómo está su rodilla. Se le ve bien al malagueño, feliz, en su salsa, deseando debutar este año. Su caddie será Pascual Jiménez, amigo de Miguel y profesional de la Marquesa. Coincidirán de nuevo casi un año después de trabajar juntos en Augusta. Por cierto, Jiménez ya tiene su putt de oro PING como conmemoración de su victoria en el Open de Hong Kong. La marca quería esperar a que estuviera recuperado para entregárselo.

– Sergio García no estuvo ayer en El Saler, pero sí su caddie Greg Hearmon. El sudafricano se anduvo los 18 hoyos con el objetivo de tomar todas las referencias posibles para complementar luego las anotaciones con su jefe.

– Pablo Martín está de vuelta en un torneo profesional. El malagueño, que está viviendo en Suecia con su pareja donde acaba de ser padre de un niño, ha vuelto a jugar 18 hoyos esta semana. No lo hacía desde la final de la Escuela del Circuito Europeo. Hace más de cuatro meses. No es fácil entrenar en Estocolmo en estas fechas por la nieve y el frío. Al menos, ha encontrado una cancha de prácticas donde abren una zanja de hierba en medio de la nieve y allí puede prácticar, aunque ver donde cae la bola es una odisea. También trabaja en un centro indoor. No obstante, sus expectativas esta semana no van mucho más allá de volver a tomar el pulso a la competición y tratar de disfrutar. Se le ve relajado. «En realidad, yo aquí no he venido a jugar, sino a darme una cura de sueño que con el niño…», asegura con su incomparable sentido del humor.

– José Manuel Lara pegó ayer un golpe espectacular para dar el pistoletazo de salida del Open de España. Muy fino. Desde una de las riberas del Turia, el jugador valenciano pegó un golpe que pasó por encima del Hemisferic y cayó al agua justo por detrás. Tenía 160 metros y pegó el hierro 8. «No era fácil porque el Hemisferic es muy alto, así que tenía que darle mucha altura a la bola y que después bajara rápido para que cayera al agua». Salió perfecto y a la primera.