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Miguel Ángel Jiménez dice que tururú…

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Miguel Ángel Jiménez (-6) es el líder en solitario del KLM Open después de entregar una tarjeta con ocho birdies en el par 70 del Kennemer Golf (Zandvoort, Holanda), con un golpe de ventaja sobre un pelotón de seis jugadores, entre los que se encuentra otro español, Pablo Larrazábal. El malagueño se acordaba de Seve y Olazábal nada más terminar su vuelta…

«Aquí ganó Seve por primera vez y aquí ganó Olazábal en 1989, así que sería fantástico que yo pudiera hacerlo también», señalaba. Y tanto que lo sería. Miguel Ángel Jiménez nos obliga cada semana a repasar la lección. Su lección. Y es probable que de nuevo nos obstinemos en no aprenderla. A saber:

Este hombre se convirtió en el jugador de mayor edad en ganar un torneo del circuito europeo el último mes de noviembre en Hong Kong, pero unas semanas después y unos días antes de cumplir 49 años se partió malamente una pierna. Fin de la historia, pensamos la mayoría. Incluso los que más fe tenían (tienen) en el de Churriana. Fue bonito mientras duró, y ha durado mucho, dijimos.

No, no. Él se puso manos a la obra, regateando incluso los consejos básicos de los galenos. Se empeñó en reaparecer en el Open de España y allí estuvo, aunque las pasó canutas y quedó frustrado después de fallar el corte. De nuevo los malos augurios: que difícil lo va a tener Jiménez… Pero un mes después regresaba y terminaba cuarto en Wentworth. En realidad, desde aquella semana en El Saler el malagueño recompuso su mejor versión como si nada hubiera pasado, como si el tiempo no hubiera pasado. Comandó el Open, nos emocionó en el PGA, aparece por aquí y por allá en la parte alta de la tabla… O lidera un torneo después de la primera jornada tras embocar desde cuarenta metros en el hoyo 16 con un wedge en la mano. Coleta power.

A Miguel se lo puede uno imaginar mirándonos a todos y a la vida de frente, con el dedo gordo de la mano derecha puesto sobre la nariz y meneando los otros cuatro deditos mientras dice: tururú.