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Crónica de la victoria de Nicolai Hojgaard en el Ras Al Khaimah Championship

Nicolai fulmina sus apuros con un disparo fabuloso que lo describe como jugador

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Nicolai Hojgaard posa con el trofeo de ganador del Ras Al Khaimah Championship 2022. © Golffile | Thos Caffrey
Nicolai Hojgaard posa con el trofeo de ganador del Ras Al Khaimah Championship 2022. © Golffile | Thos Caffrey

Nicolai Hojgaard (-24) ha ganado el Ras Al Khaimah Championship, aunque con más problemas de los que pudieran indicar esos cuatro golpes que le han separado finalmente del segundo clasificado, el inglés Jordan Smith (-20). El joven danés, que salía como líder destacado y de entrada ponía más tierra por medio con un eagle tempranero en el hoyo 3 del Al Hamra Golf Club, después iba a sufrir los efectos del preceptivo vértigo de la hora de la verdad. Se complicaba mucho la vida con un doble bogey en el hoyo 9, hasta el punto de llegar a caer dos golpes por detrás del líder, pero todo eso ocurría antes de que Nicolai acertara con uno de esos disparos que, mucho más allá de la fragilidad del azar y de la levedad del destino, definen a un jugador.

Situémonos. Nicolai, que aparte de aquel eagle tempranero no conseguía hacer resultado, se había dado al fin un respiro en el hoyo 13, par 4 corto, donde había pegado desde el tee un pepinazo de más de 330 metros para llevar la bola detrás del green y sacar luego un birdie de manual, aparentemente sencillo: aprochito y putt corto adentro. A continuación, en el 14, par 5, fallaba la salida por la izquierda y la bola se quedaba en la arena del desierto y a 225 metros de la bandera. Desde allí iba a pegar el disparo de la semana, porque este muchacho no iba a renunciar así como así a la posibilidad de hacer el eagle. Con una determinación y una convicción en sus posibilidades fuera de lo común, empalaba desde la tierra con la yema de su hierro largo y enhebraba la línea al milímetro, para dejarse una opción de eagle de dos metros y medio, que además convertiría.

Hay que ponerse ahí y hacerlo con semejante naturalidad y pureza de golpeo, en un terreno arenoso traicionero, donde el margen de error en el ángulo de ataque y en el contacto con la bola es todavía más pequeño. Son el tipo de golpes que marcan una línea diáfana sobre el terreno y separan del resto a los jugadores especiales. Son, en definitiva, el tipo de disparos que quizá el jueves podamos ver hacer a más de uno y a más de diez, pero que en momentos de máxima presión y con un triunfo en juego sólo los más grandes son capaces de sacar adelante. Ni más, ni menos.

Después, sólo le quedaba rematar y mantenerse concentrado, pero la suerte del torneo estaba echada. Nicolai Hojgaard gana de este modo su segundo torneo en apenas cinco meses y eleva a cinco la cuenta de victorias de la pareja de gemelos daneses. Dos lleva Nicolai; tres suma Rasmus. Y algo nos dice que la cifra engordará a lo largo de este 2022. De momento, Nicolai se ha metido de lleno en la lucha por jugar en el Masters, dado el salto que va a dar en el ranking mundial. Y ya veremos qué pasa la semana que viene en este mismo escenario.

Será interesante comprobar cómo reacciona el flamante ganador, si será capaz de mantener tal inercia abrasadora después del atracón de azúcar. O si a lo mejor le cede gentilmente el testigo a su hermano Rasmus… No olvidemos que ambos ya protagonizaban un hecho sin precedentes el pasado verano, encadenando dos triunfos en semanas consecutivas. Rasmus ganaba en Suiza un 29 de agosto y Nicolai lo hacía en Italia un 5 de septiembre, así que no descartemos otro doblete.

Antes de que el joven gemelo diera carpetazo al asunto del modo descrito, Adrián Otaegui (-17) se las había arreglado para meterse incluso en la lucha por el triunfo, tarea colosal y de enorme mérito, teniendo en cuenta que salía a ocho golpes de la cabeza y con ocho jugadores por delante mejor colocados. Un parcial de seis menos en quince hoyos lo llevaba hasta la misma puerta del ‘santuario’ donde se corona al ganador cada domingo, a sólo un golpe de Hojgaard y a dos del líder en ese momento, Smith. En todo caso, su tarjeta dominical de 67 golpes y su tercer puesto final es el golpe sobre la mesa que todo jugador necesita a estas alturas del ejercicio para poner de verdad en marcha la temporada. Otro año más, y van ya unos cuantos en la primera división del golf continental, Otaegui pone en valor su fiabilidad. Y también su paciencia y saber estar, siempre a la caza de la semana redonda en la que cuadra todo, sin tirar por la borda ni un solo golpe.

Alfredo García Heredia (-10) y Nacho Elvira (-6), por el contrario, no han vivido un final feliz de torneo. Más bien lo contrario. El asturiano apuntaba por momentos al top ten del torneo, con otro despliegue de golf control y un parcial de tres menos bien avanzada la vuelta, pero acababa con tres bogeys en el último tercio del recorrido que arruinaban buena parte de su notable esfuerzo, aunque todo lo que sea sumar puntos es satisfactorio. El cántabro arrancaba la jornada de la mejor manera, con un birdie esplendoroso y casi dado en el hoyo 1, pero el tropiezo en el primer par 5 del recorrido, donde firmaba un doble bogey tras una terrible escapada por la izquierda, iba a marcar de alguna manera el resto de la vuelta.

Consulta aquí los resultados del Ras Al Khaimah Championship