Son las doce y ocho minutos del mediodía del viernes en el Oceanico Victoria Golf Club (Vilamoura, El Algarve, Portugal) cuando Adrián Otaegui (-8) sale de la carpa de entrega de tarjetas después de haber firmado allí un 63, la mejor vuelta de su carrera deportiva.
El joven vasco salió ayer a jugar jueves en el turno de tarde y no pudo acabar, aunque se quedaba con un acumulado de siete menos en catorce hoyos. Hoy ha rematado la faena después de tragarse otro serio retraso en la reanudación, porque estuvo lloviendo buena parte de la noche sobre Vilamoura y el recorrido estaba anegado esta mañana. Adrián ha sumado un birdie más en el 15, par 4 corto, y después de acabar apenas tenía tiempo de nada antes de volver a salir…
Lógicamente, con algo menos de cuarenta minutos por delante entre una vuelta y otra no era cuestión de ponerse a charlar con el jugador largo y tendido, con cámara y focos. Simplemente, mientras caminaba con paso firme, le preguntábamos por sus sensaciones… Y Otaegui se limitaba a sonreir tímidamente y a balbucear estas palabras: “todo bien. Sí, no sé… Todo muy bien”. Y tanto que todo bien. Recordemos: nunca había entregado un 63 en el circuito europeo, y tampoco en el Challenge Tour. Pero no arranca a hablar.
Podemos dar fe de que no había impostura ni falsedad en su actitud, en sus maneras. Un poco ido, pero con educación, sin afectación. En definitiva, parecía metido sólo en lo suyo, en la siguiente vuelta, en no distraerse con nada.
El cielo del Oceanico está de nuevo cubierto de nubes. De vez en cuando vuelve a caer una cortinilla de agua, pero se esperan muchos menos chaparrones que el jueves. En todo caso, con todo el retraso acumulado, hoy ya no podrá finalizar la segunda ronda. José María Zamora, director del torneo, se preocupa lo justo por la situación, pues sabe que durante el fin de semana podrá recuperar sin demasiados problemas todo el terreno perdido.
