Ha sido comenzar el BMW Masters, primer torneo de las Series finales del circuito europeo, y quedarse atrás la mayoría de los jugadores españoles presentes en esta cita de alto copete. Ahora les toca sacarle astillas a los remos, porque esta semana no hay corte y el margen de error es mayor.
El liderato lo marca Alexander Levy (-7) en el Lake Malaren Golf Club de Shanghai y José María Olazábal (-1) es el único componente de la Armada que marcha por debajo del par. Mucha atención al joven galo, que de momento se presenta como candidato al triunfo, y sería el tercero del año. Sus números de hoy no dejan lugar a la duda del momento dulce por el que atraviesa: comenzaba su ronda con cuatro birdies consecutivos y firmaba una tarjeta sin bogeys después de fallar sólo una calle y un green. Por cierto, Levy ya ganó este año en China y arroja un parcial de -26 en las cinco rondas que ha jugado en aquel país…
Una vuelta más que aceptable la de Olazábal, aunque seguro que es pronto para sacar conclusiones acerca de su reciente visita a Butch Harmon, porque lo que ha hecho Chema hoy en tierras chinas es pura magia alrededor de los greenes (7/9 en las recuperaciones), y eso afortunadamente no es novedad.
El caso es que el defensor del título, Gonzalo Fernández Castaño (PAR), comenzaba casi avasallando: cuatro menos por sus primeros nueve hoyos. Era el arranque soñado en una jornada muy húmeda por la lluvia. Sin embargo, después perdía gas y finalizaba con un doble bogey en el 9. De esos que pican de verdad. Justin Rose (PAR), principal favorito si nos atenemos al ranking mundial, recorría el camino inverso para entregar idéntico resultado: inicio de vuelta desolador, con triple bogey incluido, y paulatina recuperación del temple y las pulsaciones.
Rafael Cabrera Bello (+2) perdía una dura batalla con el campo tras una ronda de lo más accidentada e irregular. Pablo Larrazábal (+4), Miguel Ángel Jiménez (+5) y Alejandro Cañizares (+6), por su parte, no han encontrado la estabilidad y las buenas sensaciones en ningún momento. La travesía por el desierto se alarga, pero no toca ahora escandalizarse o perder la fe, ni tampoco enterrar a nadie antes de tiempo. Al fin y al cabo no está pasando nada en la Armada que no ocurra en las mejores familias, valga el dicho.
