Estás allí, en Wentworth, y a veces no te das casi cuenta de que la brisa está soplando. Las imponentes hileras naturales de árboles confunden al más pintado. El viento se arremolina aquí y allá, y se hace imposible de leer en ocasiones…
Así que la segunda jornada del BMW PGA, ya finalizada, iba avanzando y las condiciones de juego se hacían más y más puñeteras. Y a traición. Hasta llegar al disparate. Porque los miles y miles de aficionados (qué barbaridad de gente, bendito sea el golf en el Reino Unido…) disfrutaban de un espléndido día de primavera en Surrey y sin embargo en el campo los profesionales sufrían de lo lindo, encadenando errores tremebundos en ocasiones, fuera de ritmo…
-El discurrir de los partidos avanzaba a paso de tortuga. Docenas de bolas en la espesura e interminables esperas en los tees.
-Rory Mcilroy (+9) sacaba bandera blanca, incapaz de meterse de nuevo en su burbuja. El Número 1 andaba desorientado. Tampoco es nuevo: lleva casi dos meses lejos de su mejor nivel.
-McDowell (+3), Karlsson (+3), Peter Hanson (+7), Goosen (+7), Laird (+4), Colsaerts (+2)… Todos fuera del fin de semana.
-Westwood (+1) sufría hasta el último suspiro, obligado a hacer birdie en el 18 para continuar. Lo hizo.
-Anders Hansen (+2) erraba un putt de apenas medio metro para quedarse fuera del corte. Daba la sensación de que no sabía dónde estaba, ni lo que significaba ese putt. Como si le hubiera cogido asco al juego y al torneo…
-José Maria Olazábal (-2), después de forjar con maestría una de las mejores vueltas de la tarde, hasta el punto de mirar cara a cara al top-ten, finalizaba con un triple bogey descorazonador en el hoyo 18 para una vuelta de par que, visto lo visto, sigue siendo muy buena. Sonreía al finalizar a su caddie, Alejandro Larrazábal, de pura resignación. Tanto remar…
-Padraig Harrington (+11) y su caddie decidían darse el capricho de un cucurucho de helado en una de las esperas, y allá que iban pegando lametazos por el fairway del 17…
-Los greenes tampoco ayudaban, tan irregulares o más que el jueves.
Y entre tanto despropósito y escena campestre, un muchacho de Málaga venía haciendo camino al andar. Pablo Martín (-5), que no se ha caracterizado precisamente por su paciencia en los últimos tiempos, ha impartido hoy lecciones de saber estar. De saber estar muy metido en la faena, sobre todo. Muy ordenado. Muy preciso y resolutivo en los greenes, con mención especial a un putt largo y endemoniado en el hoyo 14, embocado para birdie.
También José Manuel Lara (-1) ha lidiado con éxito al miura, jugando bajo par (71). El valenciano es puro oficio. Se había pasado toda la vida marchándose de este torneo el viernes y hoy ya suma dos cortes consecutivos en Wentworth.
Pablo Larrazábal (+1) se ha agarrado con uñas y dientes al campo. Y el comentario es casi literal. Sufriendo las consecuencias devastadoras de una jornada disparatada, pero midiendo con frialdad sus opciones y terminando con tres pares salvadores cuando la hemorragia parecía servida.
Jorge Campillo (+3), Alejandro Cañizares (+4), Nacho Garrido (+5) y Carlos del Moral (+6) han capitulado más o menos lejos de una orilla, el corte, que finalmente se quedaba en +1, desde luego lejos de nuestras previsiones de ayer.
