Decía Pablo Larrazábal en la última entrada de su blog (aquí, en Tengolf) que tenía buenas vibraciones para el arranque de temporada en el Alfred Dunhill Championship de Sudáfrica. Pues bien, parece que el barcelonés ha hecho la lectura correcta de sus sensaciones y anda con la antena de la intuición bien enfocada, puesto que hoy ha arrancado con una fantástica tarjeta de 66 golpes, seis menos en el día, que lo ha llevado hasta lo más alto de la clasificación, a un solo golpe del líder después de la primera jornada, el holandés Wil Besseling (-7).
Blog de Pablo Larrazábal | Si esto me lo dicen el 12 de noviembre de 2004…
Hasta cinco birdies y un eagle firmaba Larrazábal. El eagle, en el hoyo 15 (había salido a jugar por el 10), ha sido de esos que dejan especialmente satisfecho al jugador, después de pegar una madera 5 tremenda desde la calle y dejarse un putt de apenas metro y medio.
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De un modo u otro, el caso es que el español hoy le ha birlado el papel estelar y el protagonismo al verdadero Señor de Leopard Creek, que no es otro que Charl Schwartzel (-2), el sudafricano que ha ganado cuatro veces este torneo y atesora también cuatro segundos puestos. Porque, además, Pablo y Charl iban jugando juntos. A Schwartzel hay que darle su tiempo, porque viene de un 2019 espantoso, por culpa de las lesiones y una pérdida de confianza y autoestima competitiva, aunque hoy ya ha jugado por debajo del par y firmado hasta seis birdies.
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Alejandro Cañizares (-5), por su parte, no se ha quedado muy atrás. Antes bien, también ha dejado una elegante tarjeta de visita a esta temporada 2020 recién iniciada, gracias a un registro de 67 golpes que asimismo lo lleva ahí arriba, metido en la pomada hasta las cejas desde el mismo inicio. Cañi también remataba la ronda de la mejor manera, con un eagle sacado del manual de los hoyos redondos. En su caso, lo del remate viene a ser literal, literal, puesto que el eagle llegaba en el último hoyo, el 18 de Leopard Creek, uno de los pares 5 más reconocibles, con más personalidad, de todo el calendario. De entrada, pegaba un gran drive al mismísimo centro de la calle; desde allí, con 200 yardas al borde de ese green en isla y algo de viento a favor, pegaba un excelente hierro 5 al draw a una bandera larga (la bola tenía que volar unas 210 yardas para llegar hasta la bandera) y se quedaba dos metros pasado el hoyo. Un metro más de rodada y se va al agua, pero el trabajo estaba hecho y muy bien hecho.
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Ya en el turno de tarde, donde los registros han sido sensiblemente peores, Adrián Otaegui (-3) sacaba adelante una vuelta notable de 69 golpes que lo sitúa a las mismas puertas del top ten. Otro arranque, de torneo y de temporada, más que interesante. Peor les ha ido a Carlos Pigem (+2), que firmaba tres bogeys en el último tercio de su ronda, Sebastián García Rodríguez (+3), que finalizaba con sendos dobles bogeys por los hoyos 8 y 9 para emborronar una ronda bien trabajada, y Gonzalo Fernández Castaño (+6), que necesita algo así como una jornada épica para pasar el corte.
¿Y lo bien que sienta pegar primero y fuerte con permiso de Schwartzel?
Tres top 100 mundiales están presentes en este torneo (Pepperell, Harding y Bezuidenhout) y uno de ellos, Bezuindenhout, se ha quedado fuera de juego a las primeras de cambio, al menos en lo que respecta a la lucha por el triunfo, puesto que ha entregado una tarjeta de 78 golpes. Otro, el inglés Pepperell, tampoco ha comenzado a todo meter (71). Moraleja: hay algunas opciones más de ‘pelotazo’ para el resto.
