Todavía andamos saboreando el triunfo de Jon Rahm en la Race to Dubai 2019 y resulta que arranca ya mismo, este jueves, la temporada 2020 del European Tour con la disputa del Alfred Dunhill Championship en uno de los campos señeros del calendario, el recorrido del Leopard Creek Country Club (Malelane, Sudáfrica). No hay tiempo ni espacio para más laureles, mieles y azúcares. El golf de alta competición no se detiene ni da respiro.
Allá, en tierras sudafricanas, tenemos a seis españoles que buscan el premio gordo por anticipado. Son Pablo Larrazábal, Adrián Otaegui, Gonzalo Fernández Castaño, Alejandro Cañizares, Carlos Pigem y Sebastián García Rodríguez. Todos, por diferentes motivos, se han plantado en la cita con la sana intención de pegar primero y bien fuerte. De adelantar los deberes. Unos, como Larrazábal y Otaegui, porque cerraban un 2019 más que aseado, mucho más que decente, aunque algo corto respecto a sus aspiraciones. Otros, como Cañizares, Fernández Castaño y hasta Pigem, porque quieren reafirmarse en la primera división del golf continental y, a ser posible, mejorar su categoría de juego. Y otro más, como García Rodríguez, por el simple y ambicioso deseo de debutar pisando fuerte.
A lo largo y ancho de la última década, y más allá, cualquier jugador que haya venido a jugar este torneo sabía (sabe) que necesita ‘pedir permiso’ a Charl Schwartzel para brillar. El sudafricano atesora un impagable palmarés en el Alfred Dunhill, con cuatro victorias y cuatro segundos puestos. ¿También es así en esta edición? Habrá que verlo. Por un lado hay que recordar que este jugador viene de superar una lesión de muñeca, complicada además con un alarmante bajón de juego y confianza, circunstancias que le han tenido sin jugar desde el pasado mes de abril. Sin embargo, parece que ha llegado a su torneo talismán en buenas condiciones. Sin ir más lejos, ayer sumaba la nada despreciable cantidad de diez birdies en el Pro-Am.
Leopard Creek, campo carismático donde los haya por su fauna y flora (sobre todo por la fauna…), luce como siempre, espectacular. Si acaso, hay que apuntar que los greenes están más rápidos y nobles. El rough hace daño, pero quien vaya por el sitio regularmente sabe que tendrá oportunidades de firmar una tarjeta realmente baja.