Se puede jugar un gran golf, mostrarse inspirado y razonablemente certero en el noventa por ciento de los tiros, pero una ronda de competición en este deporte siempre te acaba poniendo delante de unas cuantas situaciones que al final serán las que terminen de definir el verdadero signo de la vuelta. Ello normalmente ocurre, claro, en los greenes. Un ejemplo muy claro ha sido la vuelta de hoy de Rafa Cabrera Bello en el Mutuactivos Open de España. El canario, que cerraba un recorrido sin borrones en la tarjeta, ha impartido otra serena lección de juego. Su ritmo es cada vez más equilibrado, pausado, destila control y deja entrever una estrategia de juego más que correcta, sin duda uno de los puntos fuertes de su juego. Sin embargo, nadie está libre de errores, ni siquiera este prodigio de consistencia…
Venían tres españoles lanzados, dándose el relevo y copando el liderato (qué fácil es decirlo)
Hoy arrancaba con un birdie de libro en el hoyo 10. Salida perfecta, hierrito al sitio y putt de unos dos metros adentro. Sin embargo, sin tiempo todavía para lanzar su propio registro, el español iba a salvar dos situaciones muy delicadas en los hoyos 11 y 13, embocando sendos putts de algo más de un metro para mantenerse por debajo del par. Luego, además, sacaría adelante otras situaciones de similar perfil, enchufando de nuevo un putt de par desde un metro y medio en el hoyo 17, otro aún más peliagudo en el hoyo 1 desde unos tres metros y uno postrero en el 3 desde un metro.
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La diferencia ente haberlos metido todos y no hacerlo es determinante, tanto en la tarjeta, obviamente, como sobre todo en la cabeza del jugador, que no siempre acierta a hacer una lectura fría de su propio juego cuando el resultado no ha sido excelente.
