“La próxima vez será”, decía Rafael Cabrera Bello caminando por la calle del hoyo 18, con el Portugal Masters yéndosele como agua entre los dedos…
No hay cuidado, este canario aprende rápido. Cualquiera sabe cuándo se pondrá uno de nuevo para ganar en un torneo del calado de esta cita portuguesa, pero él sigue dando pasos. Los pasos correctos. Por ejemplo: nunca antes había sentido lo que es jugar en el partido estelar del domingo, con unos cuantos perros de presa de noble pedigrí dispuestos a saltar a tu yugular. Ahora ya sabe lo que es.
Porque su victoria de hace dos años en Austria tuvo más que ver con lo que Tom Lewis ha hecho hoy en el Oceánico Victoria. Viniendo desde atrás y dejando a los líderes sin apenas capacidad de reacción.
Tan fulminante fue el ataque del joven inglés (birdies a los hoyos 14, 15, 16 y 17) que, de hecho, Rafa pensaba que el putt de eagle que tenía él en el 17 era para igualar en cabeza. Aún no sabía que Lewis había llegado al -21 ganador.
De entrada, ya nos apunta la primera lección que se lleva aprendida. En estas circunstancias, nos dice (VER VÍDEO), hay que salir a jugar algo más agresivo. O por lo menos intentarlo, porque luego las estrategias salen o no salen.
Lamentaba, como es lógico, el error del hoyo 12, donde tuvo que pegar una segunda bola desde el tee. Pero hasta ahí el libro de ruta tampoco era un desastre. “Podía haber metido algún putt más por los primeros nueve, aunque no eran tan claros como los de días anteriores. Ese del hoyo 2, por ejemplo. O también después los del 10 y 11… Pero aún así, llegando al 12 me dije que si hacía el birdie, podría ponerme en marcha de verdad y rematar en el tramo final de la vuelta. Ese doble bogey me ha matado, está claro. Por momentos me vi fuera incluso del top-ten y me quería morir. Pero he tenido buena cabeza para volver y estoy orgulloso por ello”, apuntaba el jugador a Tengolf.
