Sam Brazel (-13), un habitual del Asian Tour en los últimos años, donde no había conseguido aún ni un triunfo, ha ganado el UBS Hong Kong Open con todas las de la ley, con un birdie en el último hoyo, el auténtico coco del Hong Kong Golf Club donde hoy sólo se han contabilizado dos birdies, llegando además en una situación de extrema presión, igualado con Rafa Cabrera Bello (-12), jugándoselo todo ambos mano a mano, cara a cara.
Su impresionante y valiente hierro 6 en este hoyo, buscando trapo y nada más que trapo, ha sido clave en la victoria del australiano, que está a punto de cumplir 38 años y le ha dado un giro de 180 grados a su carrera. Pero hubo otras. Si hubiera que elegir una nos quedaríamos con lo que ha sucedido en los hoyos 11, 12 y 13. En este pequeño tramo Rafa jugó incluso mejor que el aussie, pero no embocó ninguna de las tres opciones claras que se procuró, mientras que Brazel enchufaba las tres, con un bonus extra incluido en el 13, donde embocaba un purito cuesta abajo desde unos ocho metros.
El canario, a pesar de quedarse de nuevo a las puertas, ha dejado finalmente unas magníficas sensaciones. Pareció perder pie entre los hoyos 6 y 8 (salvaba un par tremendo en el 6 y acto seguido firmaba bogey y doble bogey), pero se recomponía con gallardía y temple a la hora de la verdad, la de los últimos nueve hoyos de un torneo, mostrando una vez más y a las claras el indudable salto que ha dado en el aspecto emocional, por si la exhibición de la Ryder no hubiera sido suficiente.
Controló las pulsaciones, recuperó el ritmo de seda y se aupó al coliderato en el green del 17 tras encadenar dos birdies en un momento de auténtico vértigo y enorme presión, pues entonces había hasta cinco posibles candidatos al triunfo y él se estaba quedando sin margen, ahogado. Y también diseñó y jugó un fantástico hoyo 18, donde anduvo muy cerca del birdie.
Hay segundos puestos y segundos puestos. El de esta semana le va a escocer, porque siempre pica quedarse tan cerca, a menos de un paso, pero no dejará una herida abierta. Ni siquiera cicatriz. Antes bien, probablemente lo reafirme en su progresión y en sus certezas y habilidades, que hoy son muchas. El campo estaba muy delicadito en la ronda final, con la aparición del viento, y los errores podían caer. Simplemente había que compensarlos con buenos tiros y un puñado de birdies, que también estaban ahí esperando a quien fuera por el sitio. Y a Rafa sólo le ha faltado uno.
La maldición española en el European Tour va a alargarse, pero la semana de los nuestros y, más concretamente la jornada dominical, han sido notables. Pablo Larrazábal (-7), por ejemplo, que ya es todo un veterano del circuito, era absolutamente consciente al ponerse en el tee del 1 de que un buen resultado era hoy de oro y diamantes, y jugaba unos segundos nueve hoyos fantásticos (nadie ha superado su parcial de -4 en este tramo; sólo Brazel y Lewton lo igualaban), para ganar veinte posiciones (tarjeta de 66) y alcanzar el top-ten. Jorge Campillo (-6) también venía atacando desde atrás y, lo que es aún mejor, Pep Anglés (-5) aparecía desde ninguna parte con la mejor tarjeta del día (64), la única libre de bogeys, para más señas. Excelente la reacción del joven catalán, escalando más de cuarenta posiciones para darse su primera gran alegría como jugador de pleno derecho en el European Tour. Habrá muchas más.
Carlos Pigem (-5) finalizaba con un doble bogey muy doloroso en el 18 después de haber desafiado también con talento y arrojo una jornada difícil (69 golpes), pero igual que hace siete días, cuando perdía una valiosa plaza dentro del top-3 por culpa de un bogey postrero en el 18 de Leopard Creek, hay que insistir en que el balance general que arroja su juego es formidable. A poco que consiga enfriar la cabeza tras el lógico calentón debe darse cuenta de que su momento está cerca, si es que no ha llegado…
Al final, cinco españoles dentro del top-15 del torneo. Sólo han faltado por ahí arriba Jiménez y Elvira, que hoy se enredaban con vueltas por encima del par. Un resultado conjunto que supone un cierre de año muy destacable, aunque el triunfo se resista.
