– Ya es raro que Rory McIlroy (-18) juegue siete veces un mismo hoyo en un torneo y no solo no le haga ni un solo birdie, sino que además sume hasta tres bogeys. Esto es lo que le ha ocurrido en el Open de Sudáfrica y en el 18 del Glendower Golf Club y seguramente ha sido una de las razones de su derrota en el tercer hoyo de desempate ante Graeme Storm (-18). No es un hoyo sencillo, desde luego, pero además a Rory no le entra ni con calzador. En la tercera tentativa del desempate un bogey del norirlandés terminaba dando el título al inglés.
– Storm, que había mantenido en 2016 sus derechos de juego completos en el European Tour por una carambola (acabó en el puesto 111º y solo la eliminación de Patrick Reed, al no haber jugado el número de torneos pertinentes, lo salvó), que lloró por ello en Portugal, su última oportunidad de ganar posiciones, resulta que va y gana a las primeras de cambio en 2017. Ya estuvo cerca de hacerlo en el Alfred Dunhill (acabó 4º). ¿Es un jugador nuevo? Es la magia y el misterio del golf.
– McIlroy no ha mostrado su versión XL esta semana, y de todos modos se ha quedado a un paso del triunfo. Desborda talento y recursos, nada que no hayamos certificado ya cientos de veces. Storm, por su parte, consigue su segunda victoria en el circuito europeo casi diez años después de la primera. Nada que no sepamos tampoco: el golf concede segundas y terceras opciones si tienes paciencia y te lo trabajas.
– Jordan L. Smith, otro inglés, aunque catorce años más joven que Storm (tiene 24) ha confirmado con su tercer puesto final y una última ronda eléctrica (dos eagles, cuatro birdies, un doble bogey y dos bogeys…) que todo lo que apuntaba el año pasado en el Challenge Tour estaba bien fundamentado. Hay madera de gran jugador en Smith.
– Adrián Otaegui (-2, hoy vuelta de 76) y Pep Anglés (PAR, hoy vuelta de 75), los dos españoles presentes durante el fin de semana, no han tenido su día y han perdido posiciones. En el caso de Anglés hay que significar que este era su quinta participación en un torneo del circuito europeo, así que el simple hecho de haber jugado los cuatro días debe valorarse como algo positivo. No hay prisa y el catalán aprende rápido…
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