Pues se puede, se puede. Algunos privilegiados pueden, para ser más exactos. Pablo Larrazábal (-8) lo ha comprobado en primera fila jugando junto a Rory McIlroy.
Ese es el palo que cogió el norirlandés para jugar su segundo tiro en el hoyo 17, par 5, y tratar de cubrir los 254 metros que tenía hasta la bandera con un resultado más que aseado. “He jugado ya con Rory, con Tiger… Y están hechos de otra pasta. Siempre tienen un plus”, explicaba el barcelonés.
De todos modos, Larrazábal ya no se deja intimidar por nada ni nadie. Tampoco hoy. Y de hecho iniciaba su vuelta comiéndole terreno a McIlroy y a todo el mundo con dos tirazos y sendos birdies en los hoyos 1 y 2. Por momentos se metía de lleno en la pelea por el triunfo, situándose a dos golpes de la cabeza (había comenzado la jornada a nueve golpes de Bjorn, el líder) en el hoyo 9, pero unos nueve segundos hoyos bastante pobres le impedían llevar la machada hasta el final. Incluso, se quedaba a un solo birdie de meterse en el US Open, lo que hubiera conseguido de haber firmado un top-5 en el torneo.
De todos modos, el español vuelve a estar ahí, con los mejores, exprimiendo sus opciones de victoria. Haciéndose cada vez más importante. Y haciendo sonar su nombre en la pomada.
