Saliendo del tee del 17 Henrik Stenson (-16) sacó la bandera blanca. A su manera. Se acercó por detrás a Sergio García (-19), le arrebató el palo que llevaba en la mano derecha y lo tiró al suelo. El gesto, una broma divertida (enseguida fue el sueco quien lo recogió), bien pudiera interpretarse como si fuera ésta la única manera que hubiera tenido hoy de ganarle, quitándole el palo de las manos…
Sergio ha ganado el Dubai Desert Classic dominándolo de cabo a rabo. Con mano de hierro y golf de seda durante la mayor parte de los 72 hoyos, si bien la última jornada se le ha hecho un poco más áspera, con algunos problemas desde el tee que en todo caso no impedían que el de Borriol finalizara la ronda decisiva libre de bogeys. Y esta es la clave, o la espléndida confirmación de la semana. Sergio siempre ha jugado muy bien al golf, pero en los últimos tiempos, además, es capaz de añadir al elenco de talentos uno de enorme valor: solidez granítica en momentos de extrema presión.
Aunque cabía esperar el ataque de alguien muy inspirado que fuera por delante, y así lo habíamos previsto, lo real y cierto es que la ronda dominical se convertía bien pronto en un duelo entre dos, García y Stenson. Poulter, el tercero en discordia en el partido estelar, dimitía de la lucha por el triunfo en el primer tercio de la vuelta, y tampoco se atisbaba a nadie más capaz de incordiar a los dos colosos.
El de Borriol marcaba el terreno desde el inicio, con un birdie de killer en el hoyo 1. A partir de ahí Stenson trató de organizar la caza, pero era Sergio quien mandaba, sin fisura alguna. El par que salvaba el español después de fallar la salida a la arena en el hoyo 8 fue algo así como otro recordatorio: si quieres ganarme vas a tener que firmar un 64 o algo similar… Y acto seguido, para que no quedara duda, un nuevo sopapo: birdie en el 9.
Después de algunas interesantes escaramuzas, y cuando se acercaba el desenlace, aún incierto, el pequeño tramo de los hoyos 15 y 16 resumió todo lo que Sergio puede ofrecer a día de hoy. Su hierro 6 en el par 3, imperial, fue como un salto a la yugular de su máximo rival, que había mandado su bola al rough después de acercarse por primera vez a dos golpes del líder (birdies en el 13 y 14). Determinación y don de la oportunidad. Instinto de ganador. Capacidad para dar lo mejor de uno mismo cuando más aprieta la soga. El caso es que no anduvo muy lejos el tirazo del hoyo en uno. Acto seguido, en el 16, se sacaba de la manga un recuperación mágica, extremadamente delicada, cuando Stenson andaba pensando que era ahora o nunca, que aquel era el último tren, tras procurarse una opción más que razonable de birdie.
Regresemos al inicio del relato. Una vez que Sergio cogió la calle del 17, con cuatro golpes de ventaja, Stenson entendió que allí ya no había nada que hacer. Que a él sólo le quedaba asegurar el segundo puesto. No es cuestión menor tal reconocimiento viniendo de semejante cazador, tan poderoso. El perfil de campeón de Sergio sale muy reforzado de Dubai. Que nadie se extrañe demasiado si cierra este recién iniciado año 2017 como múltiple ganador en los dos circuitos más importantes del mundo. Hoy Stenson le ha colocado la estrella de sheriff…
