Batacazo del golf francés en su torneo, que mañana deberá reaccionar. A la Armada no le fue mucho mejor…
Kevin Stadler (-7) es el líder impoluto del Open de Francia. No es extraño: el norteamericano ha sido el único jugador capaz de entregar una tarjeta sin bogeys en la primera jornada en el Golf National. Uno y no más.
El recorrido galo, en efecto, tiene menos rough que en las tres ediciones anteriores, pero sigue siendo un coco. Sobre todo, y hay que insistir en esta idea, te puede aniquilar si no vas por el sitio. Stadler, por ejemplo, se ha equivocado bien poco. Pero sólo treinta jugadores han ganado al campo y los batacazos se cuentan por decenas.
El escenario ha estado a la altura. No sólo por la dificultad del campo. Los greenes, fantásticos; el tiempo, magnífico; la gente, a millares… Y en estas circunstancias ha sorprendido ciertamente el rendimiento de la numerosa representación local. De los 28 jugadores franceses que han comenzado hoy el torneo, sólo tres han jugado hoy bajo par y los patinazos entre los grandes nombres han sido la nota común: Dubuisson (+5), Wattel (+5), Jacquelin (+4), Quesne (+3), Stal (+3), Bourdy (+2), Havret (+1)…
Tampoco es que toque escandalizarse. Pero quizá este era el año en el que se esperaba con más interés una escenificación en suelo patrio de la indudable explosión del golf francés. Mañana, qué duda cabe, hay que esperar una seria y sostenida reacción…
Tampoco le han ido mucho mejor las cosas a la Armada española. Si Levy (-2) y Riu (-3) mantenían alzado el estandarte francés, entre los nuestros le ha tocado a un habitual este año en este cometido, Rafael Cabrera Bello (-1). Y eso a pesar de los dos dobles bogeys que mostraba su tarjeta al finalizar. Jorge Campillo (PAR) y Álvaro Quirós (+1) vienen por detrás.
Y Carlos del Moral (+4) estaba siendo de los mejores en los primeros nueve hoyos, que saldaba con un parcial de tres menos, pero después perdía pie dramáticamente. El valenciano está fino, pero aún parecen pesarle demasiado los errores en determinados momentos de las rondas. Ese es su gran caballo de batalla.
