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¿Te puedes alegrar más por un par que por un eagle? (que responda Elvira)

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Nacho Elvira en el hoyo 11 durante la segunda jornada del Open de España. © Golffile | Thos Caffrey
Nacho Elvira en el hoyo 11 durante la segunda jornada del Open de España. © Golffile | Thos Caffrey

Nacho Elvira (-10) ha entregado un 66 en el turno matutino de la segunda jornada del Open de España y, sin embargo, salía a dos golpes del líder y ha terminado a tres… La culpa, claro, la tiene el 65 de Paul Dunne (-13), líder provisional pero destacado. El irlandés no ha tenido la dicha de patear bajo la lluvia, cosa que le encanta, según parece, pero no por ello ha dejado de enchufar y enchufar. Es curioso, hace nueve años, en el Madrid Masters de 2009, último torneo del European Tour que se había jugado en el Centro Nacional hasta hoy, el liderato después de las dos primeras jornadas estaba situado en -13…

Elvira está situado ahí arriba tras completar una excelente ronda de golf

Ahora mismo, de todos modos, no importa tanto que Elvira haya perdido algo de terreno con la cabeza como el hecho de verlo situado ahí arriba (era segundo al finalizar la ronda, empatado con Rumford y Shinkwin) tras completar una excelente jornada de golf. Una de las claves: ha vuelto a patear guiándose más por las sensaciones (es lo que ha trabajado semanas atrás) y entendiendo así mejor la fuerza, lo que le está ayudando a interpretar correctamente las caídas y, en definitiva, a embocar más. Otra clave: en el hoyo 2, el undécimo de su vuelta, pegaba un mal tiro desde el tee, muy a la derecha, y justo en el límite del tiempo el neozelandés Ryan Fox, compañero de partido, le encontraba la bola empotrada en una zona muy mojada (¿es o no es un deporte de caballeros?), con tal suerte además que iba a poder dropar sin penalidad, pues rezumaba el agua sobre la pisada del jugador. Y no es que se quedara en perfecta disposición de tirar a green, pero al menos salía del atolladero y terminaba metiendo un putt de unos cuatro metros para salvar un par realmente imposible, tal y como andaban las cosas. Aquello apuntaba incluso a un doble bogey y sin embargo el cántabro salía indemne, con la vuelta caliente todavía y hasta con mayor impulso, para cerrar una ronda libre de bogeys (después le haría un eagle al 5 que iba a celebrar mucho más comedido que el par del 2…).

Elvira resuelve el jeroglífico de la fuerza

A Pablo Larrazábal (-8) le ha pasado algo parecido. Salía esta mañana a cinco golpes de la cabeza y después de sellar una magnífica vuelta de 65 resulta que no ha recortado terreno a Dunne. Pero, como en el caso de Elvira, el análisis y las conclusiones sólo pueden ser positivas. Porque además el barcelonés tenía menos margen tras el 71 del jueves: esta semana, si quieres estar arriba cuando de verdad se ventile el triunfo, sencillamente no debes firmar más de un ‘setenta’, y a lo mejor ni por esas llegas con opciones serias.

Pablo Larrazábal esta semana en el Centro Nacional de Golf. © Golffile | Thos Caffrey
Pablo Larrazábal esta semana en el Centro Nacional de Golf. © Golffile | Thos Caffrey

Larrazábal mantiene el temple y la mejor versión de su juego

Más que destacar qué ha hecho hoy bien Larrazábal para ganar más de cincuenta puestos en la clasificación en el momento de entregar su tarjeta, habría que preguntarse para ganar tiempo qué es lo que ha hecho mal. Nada en absoluto. Pablo ha funcionado hoy como un reloj, obviando un par de ‘accidentes’ en los greenes. Hace algo más de un mes que Larrazábal no competía, pero en sus últimos cuatro torneos había cosechado un tercer puesto y dos cuartos, así que hoy ya podemos certificar que mantiene el temple y la mejor versión de su juego. Es, por tanto y pese a la diferencia de cinco golpes con la cabeza, un candidato sólido al triunfo en el Open de España, probablemente el torneo que más ilusión le hace ganar desde que se hizo profesional.

Posdata final: ¿es o no es el golf, en líneas generales, un ejemplo permanente de deportividad? Ya veremos hasta qué punto le va a servir a Nacho Elvira que Ryan Fox le encontrara la bola en el último suspiro, cuando prácticamente estaban dando por finalizada la búsqueda; lo que sí sabemos es que el neozelandés estaba poniendo casi más fe y entrega en el rastreo que el propio español, un jugador que además bastante tenía con lo suyo, luchando todo el día sobre la misma línea de un corte que con toda seguridad no va a pasar (finalizaba con un acumulado de -2). Por si fuera poco, es de esos profesionales que da gusto ver en el campo: llega, mira (poco) y pega.

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