Sonreía Gonzalo Fernández Castaño cada vez que embocaba un putt en la jornada dominical. Sonreía y casi se mordía los labios en gesto de bendita incredulidad…
Venía el madrileño firmando de largo su mejor actuación, su mejor ronda desde que es profesional en el circuito europeo. Hasta entonces su mejor resultado era un 64, cuatro veces repetido. Pero hoy se ponía en el tee del 17 con un parcial de nueve abajo en el día, apuntando a un 62 o quién sabe si algo mejor…
Dos bogeys como remate. La dicha no podía ser completa. Pero como si lo fuera, teniendo en cuenta que conquistaba igualmente la segunda plaza en solitario y aseguraba su tarjeta para 2012 sin necesitad de tener que solicitar la exención médica completa. Además, el hoyo 18, tras una mala salida, lo jugaba descarada y fríamente al bogey, una vez se dio cuenta de que incluso así era segundo.
No obstante, aún le quedaba por padecer uno de los peores minutos de su vida profesional. Una vez entregada la tarjeta, y cuando ya se disponía a atender a los medios, era solicitado de nuevo en la carpa de entrega de tarjetas. Algo había pasado en la firma de su tarjeta. Algo anómalo y quién sabe si realmente grave…
El recuento de golpes en cada hoyo era correcto, y también el de los dos parciales de nueve hoyos. Pero estaba equivocada la suma final: 65 golpes en lugar de los 64 que en efecto habían sido. Por un momento se le cayó el alma a los pies. Pero enseguida todos reaccionaron dentro de la carpa: no había problema precisamente porque los parciales hoyo a hoyo y la del recuento de cada vuelta estaba bien. Todo con arreglo al reglamento… Pero al madrileño casi se le sale el corazón por la boca (VER VIDEO).
