Inicio Grandes Circuitos DP World Tour A pesar de todo, aún les dio tiempo a caer con las...

A pesar de todo, aún les dio tiempo a caer con las botas puestas

Compartir
Jon Rahm y Sergio García.

Alex Noren (-7) se ha encontrado con una victoria en el Open de Francia que, con total seguridad, no entraba en sus planes cuando firmaba el par en el hoyo 18, aun siendo una gran vuelta de 67 golpes lo que se traía entre manos. Seguramente pensaba en ese momento que se había quedado a un birdie de tener alguna opción de entrar en un desempate…

Alex Noren con el trofeo de ganador del Open de Francia. © Golffile | Thos Caffrey
Alex Noren con el trofeo de ganador del Open de Francia. © Golffile | Thos Caffrey

Sin embargo, todos los que marchaban por delante de él o igualados, se iban cayendo. Uno detrás de otro. Primero Marcus Kinhult (-5), con un doble bogey en el 15; luego Julian Suri (-6), con otro doble bogey en el 18, y finalmente Chris Wood (-6), con sendos bogeys en los hoyos 15 y 17. De acuerdo que el Golf National es un campo muy complicado y el tramo final es tenso, pero no dejaba de ser una carambola a tres bandas (y a cuatro o cinco…) que, por supuesto, premiaba a quien había hecho las cosas muy bien, como era el caso del sueco. Él hizo su trabajo y había llegado un paso más lejos que el resto. Punto en boca.

VÍDEO | Una noticia curiosa en las horas previas al gran desenlace

¿Y dónde se habían quedado los dos españoles, claros candidatos a la victoria final al comienzo de la jornada? Pues después de un día duro en la oficina, plagado de accidentes, remontadas, patinazos, idas y venidas, desplomes exagerados y repuntes esperanzadores, después de todo eso y algo más, lo cierto es que aún se dejaban una opción de meterse en un desempate que se antojaba, de un modo u otro, con unos u otros jugadores, más que probable. Jon regresaba gracias a un birdie en el 16; Sergio, gracias a uno en el 17. Ambos se subían al tee del 18 a un golpe de Noren, aunque sin tener todavía la certeza de que el registro del sueco sería el ganador. Pegaron el drive con toda el alma y era allí, en la misma orilla, donde iban a caer. El de Borriol, llevando la bola a un bunker, que le dejaba con la soga al cuello (desde allí se iría al agua tratando desesperadamente de llevar la bola a green); el de Barrika, al agua por un margen de apenas un metro.

CRÓNICA | Sergio y Jon cabalgan juntos de nuevo

Lo de Sergio ha sido todo el día un tira y afloja cruento, lastrado por la irregularidad con las maderas. Arrancaba con un triple bogey aterrador en el hoyo 1 tras enviar directa la bola al agua desde el tee, y de nuevo al agua con el segundo tiro. Sin embargo, conseguía pasar página y la máquina comenzaba a carburar. Tres birdies en los siguientes seis hoyos lo metían de nuevo en la pelea hasta las trancas, porque además Kinhult, líder destacado al inicio del día, se liaba en el 4 (triple bogey) y la clasificación se comprimía en las alturas. Acto seguido, tres bogeys entre los hoyos 9 y 13 parecían alejarlo definitivamente, para de nuevo regresar con birdies en el 14 y 17… El final, ya se lo hemos contado. El tesoro que se lleva Sergio esta semana, de todos modos, es el de haber recuperado la serenidad, la concentración y la mejor de las actitudes. No es poca cosa. Siguiente parada en su calendario, Carnoustie, donde nada puede pretenderse si la cabeza no anda lúcida.

VÍDEO: Sergio rozó el hoyo en el 1 en el 11 con este tirazo

A Rahm, por su parte, se le veía entero y dispuesto, muy centrado y sumando golpes buenos o más que correctos, uno detrás de otro. Estaba construyendo una ronda de golf consistente, muy seria, una vuelta de perro viejo, qué curioso en un mozo de 23 años, una ronda de ganador, de quien tiene claro el plan y lo ejecuta. Hasta que pasó lo que pasó…

VÍDEO | Rahm salvó un par antológico desde la selva

En el hoyo 12 fallaba la salida con un fotógrafo a su vera empeñado durante buena parte de la vuelta en inmortalizar al joven vasco en pleno swing, tal y como Adam Hayes, el caddie de Jon, había detectado algunos hoyos atrás. Rahm está convencido de que su error garrafal en la salida tiene que ver con la mala práctica de este señor, cámara en mano, y sea como sea el caso es que un triple bogey a esas alturas era un lastre demasiado pesado. Es posible, y hasta probable, que intentara hacer algo más de la cuenta al llegar hasta aquella bola hundida en las profundidades del verde infernal, y la maldita encrucijada se convertía en el rosario de la aurora. En fin, hay que ponerse en su piel: venía encorajinado y sentía que hasta ese momento había llevado controlada la situación.

Todavía regresaría, jugándose los bigotes con un tiro apretadísimo en el 16, par 3, a esa bandera corta tan pegadita al agua, para hacer un birdie esperanzador… El final, ya se lo hemos contado.

Consulte aquí los resultados del Open de Francia